viernes, 9 de mayo de 2014

Eutanasia
Maribel Alejandra Hernández González A01222565
Tecnológico de Monterrey Campus Guadalajara
Zapopan, Jalisco a 9 de mayo de 2014
Desde hace algunas décadas, la eutanasia ha representado un dilema que ha convocado a reunirse a líderes de distintos grupos sociales para expresar sus opiniones sobre si es ético que se lleve a cabo esta práctica o no. No obstante, a pesar de llevar a la práctica miles de eutanasias al año, el tema sigue ocupando un lugar importante en el desarrollo de la ética. En el presente ensayo se expondrán algunas posturas a favor de la práctica de la eutanasia, siempre y cuando se atengan a ciertos criterios formulados a continuación, y que responden a las objeciones de algunas personas o instituciones, con argumentos más sólidos que los que estos últimos presentan.
Se ha presentado en la ideología de muchas personas, sobre todo en los seguidores de la iglesia católica, que la eutanasia representa algo satanizado que no debe llevarse a cabo bajo ninguna circunstancia porque, al aplicarla a un humano, se está menospreciando su vida, la cual tiene un valor intrínseco muy grande. Sin embargo, ¿realmente se está menospreciando su vida? “Juan Pablo II, en su encíclica "El Evangelio de la Vida" define la Eutanasia como: "Adueñarse de la muerte, procurándola de modo anticipado y poniendo así fin "dulcemente" a la propia vida o a la de otro" (Tellez, 2004). Y se considera esto como una "cultura de la muerte" que se ve en las sociedades del bienestar, caracterizadas por una mentalidad eficientista, que va en contra de los ancianos y los más débiles” (Téllez, 2004). No obstante, a pesar de lo que las personas seguidoras de esta ideología plantean el valor de la vida humana como un todo, desde lo biológico hasta lo espiritual, no consideran que este valor se degenera cuando se afecta a la calidad de vida de la persona, no toman en cuenta la propia dignidad, entendiéndose en este caso como la capacidad de realizar los actos básicos de supervivencia por sí mismos, además de la posibilidad de “cambiar y mejorar sus vidas ejerciendo su libertad y por medio de la toma de decisiones” (Significados, 2014), ni felicidad del paciente. “El valor de la vida humana varía, pues no es lo mismo la existencia puramente biológica, que la vida con conciencia, con capacidad de interacción mental, social y física con otros seres, con posibilidad de experiencias agradables, con una preferencia consciente de seguir con vida” (Madurga, 2011). El hecho de quitar la vida a alguien es aceptable cuando la persona en cuestión carece de esperanza de vida consciente (Rachels, 2003, p. 21). Por lo tanto, ¿qué no es atentar contra el valor de la vida humana, considerando todos los aspectos que ella conlleva, si se prolonga el sufrimiento de una persona, cuando no puede interactuar con otras y sin la posibilidad de tener situaciones agradables?
Si se considera el argumento anterior contra la eutanasia, también debe tomarse en cuenta el hecho de que la aceptación de llevar a cabo el ensañamiento terapéutico es una práctica que atenta contra la dignidad de la persona moribunda. “De ahí el término Medicina Futil entendida como la intervención sin un propósito útil para el enfermo o totalmente inefectiva […] los avances tecnológicos también pueden llevar a prolongar la muerte” (Arenas, 2011). Por lo tanto, si no se observa una posible mejora en el paciente y, por el contrario, la probabilidad de que sobreviva es casi nula y solo hay sufrimiento en él, prolongar su existencia sería egoísmo por parte de los familiares e incluso del médico, quien generalmente es beneficiado por los costos incurridos durante el ensañamiento “Sin duda son los médicos carentes de profesionalismo y de valores éticos, quienes susceptibles a la tentación por la ambición del dinero, ven al paciente como un cliente” (Arenas-Márquez, 2011).
Otro argumento que se presenta en contra es que la práctica de la eutanasia es algo que se podría ejecutar sin presentar la falta de esperanza de vida, sino que cualquier persona en cualquier situación podría solicitarla en caso de depresión, por ejemplo. Si alguien decidiera por sí misma, sin presentar una enfermedad mortal ni poca esperanza y calidad de vida, esto representaría un suicidio sin más. Este argumento presentado por muchas sociedades presenta invalidez, debido a que la práctica de la eutanasia toma otras consideraciones.  Una ley de eutanasia a demanda crearía una especialidad que me resisto a llamar médica, aunque la eutanasia sea convalidada como acción altruista, piadosa y posmoderna y, sobre todo, en ocasiones muy económica”. (Finkielman, 2003). Finkielman presenta en todo caso algo que, aunque probable, no es posible predecir. Además, la aplicación de la eutanasia no es algo que se tome “a la ligera”. Va mucho más allá del simple dolor o emoción temporal y no busca que una persona sea privada de su vida simplemente porque ya no desea vivir.
Moralmente, es inaceptable el hecho de matar, y que un médico ejerza la eutanasia en muchas sociedades representa una calamidad cuando su deber es el salvar vidas. Sin embargo, aunque la idea del naturalismo indica que la vida debe protegerse bajo cualquier atentado que sufra, no se toman solo en cuenta las emociones o dolores temporales para ejercer esta práctica. “El primordial derecho que asiste hoy a todo ser humano es el de la vida, pero cuando se ve afectado por unas condiciones de salud lamentables, [….] cabe preguntarse si se está cuidando la vida o prolongando la agonía que nos puede llevar a la muerte” (Téllez, 2004). De igual manera, la Asociación Médica Americana presenta que “el cese del empleo de los medios extraordinarios tendentes a prolongar la vida del cuerpo cuando existe evidencia irrefutable de que la muerte biológica es inminente, es decisión del paciente y/o de la familia inmediata” (García, 2011). Por lo tanto, se aprecia que no solamente el dolor es considerado en la ejecución de la eutanasia.
El valor intrínseco de la vida per se es irrefutable, pero cuando pierde su calidad, cuando ya no hay esperanza ni siquiera a mediano plazo y/o cuando la consciencia ya no forma parte del individuo, podría considerarse, sin lugar a dudas, una práctica ética. Visto desde una perspectiva utilitarista, “debemos preocuparnos qué curso de conducta promovería la mayor felicidad para todos aquellos que serían afectados” (Rachels, 2013, p. 153).Al quitar el sufrimiento del individuo y, además, eliminando los gastos innecesarios que realizan sus familiares, sin contar el hecho de que una persona enferma con esperanza de vida más prolongada, puede tomar el lugar y recibir las atenciones de los médicos que atendiesen a la persona cuya aplicación de eutanasia debe ser ejecutada, se forma una decisión ética que generará un mayor beneficio a la mayoría de los involucrados.
Al analizar los argumentos anteriores se puede ver que no es fácil elegir entre la vida y la muerte, sobre todo cuando se encuentra en el lado de los familiares. Sin embargo, se debe ver de la manera más objetiva la situación en la que el paciente se encuentra. El privar a alguien de su derecho de elección, cuando el paciente pide desesperadamente se aplique la eutanasia o cuando los familiares niegan el acceso a ésta cuando el paciente es inconsciente pero no tiene calidad de vida, es un acto de egoísmo. ¿Es ético dejar que, a pesar de saber que la persona no vivirá por mucho tiempo más y esa “vida” consiste en constante sufrimiento para ambas partes, familiares y paciente, permanezca en esa situación? El hecho de aplicación de la eutanasia como un acto utilitarista puede, aunque produzca dolor emocional temporal a los familiares, reducir el dolor permanentemente del paciente, acabando con la incertidumbre de los familiares y disminuyendo además los gastos, aunque difícil de asimilar, innecesarios, por lo que se debería considerar un acto de ética que responde a la necesidad del bienestar, tanto del enfermo como de sus familiares.












Referencias
Arenas-Márquez, Humberto, et al. Ensañamiento terapéutico. Medigraphic. Recuperado el 27 de marzo de 2014 de http://www.medigraphic.com/pdfs/cirgen/cg-2011/cgs112e.pdf
Collado Madurga, Ana María et al (Diciembre de 2011) . Eutanasia y valor absoluto de la vida. Scielo. Recuperado el 13 de febrero de 2014 de .
Finkielman, Samuel (2003). ¿Eutanasia? La agonía es vida. Scielo. Recuperado el 13 de febrero de 2014 de
García Otero, Alicia  y  Sabio, María Fernanda (Diciembre 2011). ¿Existe justificación moral para la eutanasia?.Scielo. Recuperado el 13 de febrero de 2014 de .
Rachels, James (2007). Introducción a la filosofía moral. México, DF: Fondo de Cultura Económica.
Significados (2014). Significado de Dignidad. Significados. Recuperado el 8 de mayo de 2014 de
 Téllez Frandín K, Carcasés Vera A, Mondejo Ortiz O, Romero González CA. (2004) Eutanasia, un dilema actual. Scielo. Recuperado el 13 de febrero de 2014 de:




No hay comentarios:

Publicar un comentario