La
discriminación debido al VIH/SIDA
Javier Martínez Medrano
Resumen
Las
personas con VIH/SIDA sufren diferentes tipos de discriminación, lo cual afecta
la vida de aquellas personas que por diferentes motivos tienen la enfermedad;
estas personas son dañadas psicológicamente y hasta físicamente por algo que es
un “taboo” en las sociedades modernas, debido a las formas de contraer esta
enfermedad. Desde una perspectiva ética hombres y mujeres con VIH merecen el
mismo trato, los mismos derechos, el mismo respeto y todo lo que una persona
sin esta enfermedad goza. Y de la misma forma una persona contagiada debe hacer
valer los mismos tratos hacia los demás. en una sociedad en la que tener un
enfermedad así, no es ninguna dificultad para tener una sana convivencia.
Palabras Claves: VIH, SIDA, Ética, Igualdad, Derechos,
Sexualidad, Dilemas Éticos.
A
finales de la década de los 70`s se dieron los primeros casos de una nueva enfermedad
nueva para el mundo, pero no fue hasta 1981 cuando se tomó conciencia de este
fenómeno desconocido para la comunidad médica, fue entonces cuando se crearon
grupos para poder conocer este nuevo virus al que llamaron Virus de
Inmunodeficiencia Humana (VIH). En la actualidad existe una gran confusión
acerca de los conceptos de VIH y SIDA,
con el fin de poder comprender mejor el propósito de este ensayo se
explicarán ambos conceptos.
El
VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) es el virus que causa el SIDA. Cuando
entra en la sangre ataca a ciertas células llamadas CD4, las cuales se encargan
de ayudar al cuerpo a combatir a la infecciones. El VIH invade las células CD4 reproduciéndose
dentro de ellas y viajando por el torrente sanguíneo a todo el cuerpo. El
sistema inmunitario responde produciendo anticuerpos para combatir el VIH y remplazar
las células CD4, pero el virus mata más rápido las células CD4, dejando al
cuerpo vulnerable ante otras enfermedades, hasta que el Sistema Inmunitario
deja de funcionar, dejando al cuerpo sin defensas frente a otros agentes
infecciosos. Por otra parte el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida)
es el termino medico para una serie de síntomas, infecciones oportunistas y
estudios de laboratorio que indican que la infección de VIH se encuentra en un
estado avanzado, y su sistema inmunitario está afectado. A medida que el
sistema de defensa empieza a decaer, el cuerpo se vuelve más propenso a padecer
ciertas infecciones oportunistas, que se llaman así porque pueden producir
enfermedades como resultado del debilitamiento del sistema inmunitario.
Así es como se afirma que una personas
portadoras del virus del VIH deben ser tratadas de la misma manera que una
persona que no porta el virus, esto es
dar las mismas oportunidades, derechos y libertades.
De la misma manera que existen razones
para darles una igualdad, existen razones para negar la igualdad a personas con
VIH, y que valen la pena de tomar en cuenta para tener un más amplio campo de
argumentación y razonamiento.
Las personas “seropositvo” son aquellas
que se comprueba que son portadoras del VIH, pero no necesariamente del SIDA,
ya que la enfermedad del SIDA puede presentarse meses después de infectarse del
VIH.
El conocimiento de la enfermedad afecta
la personalidad de las personas seropositivo y por consecuencia también
afectará el comportamiento. La conducta psicológica de un individuo se divide
en dos: hacia adentro (personalidad) y hacia fuera (conducta). Al igual que el
VIH se va desarrollando en el cuerpo de un infectado, el impacto comportamental
del diagnostico va a ser fuerte. Investigaciones se han realizado para saber el
comportamiento y la preocupación que adoptan los contagiados, para así poder
controlar la epidemia. En los grupos no marginados (minoría) como los
heterosexuales o por contagio quirúrgico, adoptan y cambian su manera de
comportarse de una manera responsable para evitar el contagio. En cambio en los
grupos marginados (mayoría) como los homosexuales y drogadictos la situación se
torna muy diferente (UNAM, 2000). En los grupos homosexuales es posible incluir
un poco de conciencia acerca de este tema, pero debido a que están dentro de un
ambiente marginado por la sociedad es muy difícil hacer cambiar de parecer a
las personas, y por otra parte los grupos adictos a drogas intravenosas tiene
como meta poder obtener más droga y por ende si eso significa compartir agujas
o mantener relaciones sexuales con otros, lo harán. Como Jesús Valverde
concluye en su investigación:
El mantenimiento de un comportamiento de preocupación, al
menos en los infectados que pertenecen al mundo de la marginación, puede
incluir como efecto negativo tener siempre presente la enfermedad y, por tanto,
no reducir el elevado nivel de ansiedad y depresión que provoca el diagnóstico.
En consecuencia, se termina por olvidar la conducta de precaución (Valverde,
1996, p.182).
Es por esto que las personas con VIH
representan un riesgo para la sociedad sin infección, estás personas marginadas
pierden el sentido de responsabilidad y de preocupación por no contagiar a
otros. En el contrato social, según Hobbes, una sociedad en orden para poder
vivir en armonía los unos con los otros, deben respetar una serie de reglas
mínimas y comunes para todos, pero sobre todo seguir una regla, la regla que
llamó la regla de oro, la cual describe que no debes hacerle alguien más, lo
que no quieres que te hagan a ti. Por consecuencia las personas seropositivo
rompen con el contrato social y sobretodo con la regla de oro, al momento de no
perder la importancia de no contagiar a alguien más, rompen con esta regla y
salen del contrato social. Es por esto que no se pueden dar los mismos derechos
y libertades a personas con VIH ya que ellos no respetarán una convivencia sin
dañar al otro y esto pone en riesgo a todos los no infectados.
A partir de que una persona se le da el
diagnóstico de ser seropositivo ocurren otras cosas y no menos importantes.
Estas son el despertar de sentimientos y pensamientos hacia la persona
portadora, y debido a la gravedad de la enfermedad, en la sociedad genera temor
e inseguridad, que se traduce en rechazo y aislamiento. Es aquí cuando la ética
de una sociedad se ve en aprietos, ya que se debe elegir entre la libertad o el
bienestar de estas personas portadoras. Estas posturas se ven afectadas por el
carácter social de la epidemia del SIDA ya que es principalmente una enfermedad
de los grupos sociales marginados como personas homosexuales y consumidores de
drogas. Según un estudio realizado a 604,843 hombres y 724,656 mujeres con VIH
en el Reino Unido por la CDC (Centers for Disease Control and Prevention) el
78% de los hombres y el 72% de la mujeres entrevistadas pertenecen a los grupos
marginados (McElrath, 2000, p.259), esto deja en claro el estereotipo que la
sociedad crea acerca de una persona con VIH. Es por esto que la libertad a la
intimidad queda suprimida debido a la discriminación que sufren personas
seropositivo, sufriendo el rechazo y castigo por parte de otros. “Es por este
motivo que se valoran tanto los principios de la confidencialidad y privacidad,
porque una vez quebrados exponen en los pacientes serios riegos de
discriminación” (Gamba, 2007). El utilitarismo nos dice que el bienestar y
felicidad es el único fin, es por esto que esta restricción a la libertad
afecta directamente el bienestar de una persona con VIH y por ende se debe buscar
el mayor bienestar, aún si esto implica proporcionar la misma libertad que una
persona sin VIH, este tema siempre ha estado en discusión “Estas dos
abstracciones, la libertad y el bienestar de la comunidad, están siempre en un
estado de tensión en la esfera de las medidas sanitarias” (Platts, 2000, p.36)
y por esto que buscando el mayor bienestar las personas con VIH deben ser
tratadas de misma manera, dando las mismas libertades.
A finales del siglo XX las mujeres
empezaron a tomar terreno en los grupos con mayor índice de infección de VIH,
siendo de los grupos en mayor riegos, involucrando a un segundo grupo, el de
los niños. Desafortunadamente una mujer infectada tiene una desventaja debido a
la falta de equidad de género y la educación sexista impartida a la sociedad,
dejando en ocasiones a la mujer sin posibilidad de usar un condón o abstenerse.
“Ha aparecido el término “sexo seguro”, que requiere de una educación
permanente y una actividad responsable y de espeto hacia uno mismo y el otro.”
(Boccaccio, 2005). Así nos dicen como la actividad sexual debe ser en un
ambiente seguro y de respeto. Las mujeres son en su mayoría victimas de
violación a comparación con los hombres, aumentando la posibilidad de contraer
VIH. “Cuando una mujer es diagnosticada con el virus de VIH, su vida cambia
para siempre, […] hace una rápida revisión de su conducta, a su comportamiento
social y sexual, y se pregunta […] si ella se merece que le pase algo así.”
(Bolaños G., 2013). Con esto se demuestra como el SIDA no sólo es una
enfermedad que afecta el estado físico de una persona, si no el bienestar de
una persona debido a la discriminación social que sufren los infectados debido
al modo en que se obtiene la enfermedad (principalmente sexual) y los
prejuicios derivados de éste. Kant ayuda a ver esto desde un punto ético, ya
que dice que los seres humanos (la humanidad) merecen un trato digno e
igualitario, el hombre debe ser tratado como un fin y no como un medio para
beneficencia de otros, esto es la dignidad humana (Michelini, 2010). Es así
como las mujeres no deben ser tratadas como un medio para satisfacer las
necesidades sexuales de un hombre o ser tratadas sólo como un objeto sexual y
que al momento de infectarse ser tratadas de manera discriminatoria sólo por el
prejuicio que involucra el VIH, la dignidad de las mujeres debe ser igual a la
de todas la humanidad sin importar las condiciones en que se encuentre.
Conclusión
Desde mi punto de vista las personas
portadoras del VIH y por consecuencia todos los que tengan SIDA merecen ser
respetados, dándoles las mismas libertades y derechos. La moral de un individuo
hacía una persona con VIH debe ser una máxima, en la que todos debemos actuar
de la misma manera, y esta dice que las personas con VIH, sin importar los grupos
sociales, deben gozar del mismo trato que cualquier otra persona no contagiada.
De esta manera todos podemos vivir en una sociedad igualitaria en la que todos
podemos vivir en paz y sin perjudicar a otros. Desde niños hasta personas
mayores con este problema deben de dejar de ser tratadas con los prejuicios que
el VIH carga, tales como el taboo de las relaciones sexuales y la drogadicción.
Podemos ayudar a mejor este problema creando una conciencia y moral universal
que proteja la integridad física y mental de personas portadoras del VIH,
creando una igualdad de derechos, libertades y oportunidades para todos.
Bibliografía
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