Fernando Ortiz Verduzco
Ética, persona y sociedad
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey
Guadalajara, Jalisco
09/05/14
La bioética y la eutanasia
Resumen
El siguiente
ensayo plantea la problemática de la práctica de la eutanasia y su relación con
la ética como filosofía. Se analizan las teorías éticas que pudieran apoyar el
ejercicio de esta práctica médica, y sus contrapartes, aquellas teorías y los
porqués negativos que pudieran desacreditarla. Se examinan las consecuencias
que ha tenido en diferentes legislaciones de diferentes países, así como su
impacto en las sociedades que se hayan involucrado en el debate sobre este
tema. Por último se discutirá si la eutanasia es viable, determinando el camino
que seguirá este debate tomando como referencia los ejemplos explicados en el
desarrollo; y si debería o no haber excepciones en su aplicación.
Palabras clave: bioética, eutanasia, ética, bienestar,
contrato social, dignidad humana, derechos humanos universales, imparcialidad,
felicidad
Introducción
Cuando la existencia personal se encuentra en
riesgo, no importa a quién se recurra para devolver un balance y bienestar –
aunque solo sea de conciencia – al curso “normal” de eventos que llamamos vida;
hay muchísimas opciones a las que se pueden recurrir: deidades, personas que
han realizado “milagros”, a los astros y/o planetas, a los espíritus, entre
varios otros. Sin embargo, cuando ya la vida está por terminar, no se puede
confiar en uno mismo para decidir lo que ha de pasar, o incluso las personas
cercanas toman las riendas de la situación y empiezan a decidir qué debe
proceder con la persona en cuestión. En estas situaciones particulares, ¿qué
está bien y qué está mal? ¿Debe el gobierno tener injerencia en este asunto? A
continuación se tratarán de aclarar estas y otras dudas semejantes en relación
a la práctica de la eutanasia; se analizará desde diferentes perspectivas
éticas qué implica su ejecución, y si tiene consecuencias negativas/positivas
que verdaderamente impidan su ejercicio.
Existe la creencia derivada de una ética
religiosa de que la vida es sagrada y no debe atentarse contra ella en ninguna
forma o sentido, en concreto, “la cultura cristiana concede gran valor al
sufrimiento y solidaridad con los enfermos, […] por lo que la muerte […] es un
proceso que debe vivirse hasta que la providencia lo disponga” (Collado, Piñón,
Odales, Acosta & Serra, 2011). Esto va muy de la mano con la teoría del
utilitarismo, que afirma que para cualquier decisión que tomemos se debe
producir una cantidad de felicidad mayor a aquella producida de infelicidad
(Rachels, 2011, p.168). Ambas formas de ver este asunto parecen coincidir en
que una muerte “provocada” o “asistida” atenta contra la persona y le produce,
obviamente, una infelicidad enorme.
A pesar de lo anterior, en 2002 el país
de Holanda permitió por ley la aplicación de la muerte asistida o eutanasia en
pacientes terminales que la hayan solicitado conscientemente. Ante esto, hubo
un debate en el cual se argumentaba que si se van abriendo puertas, al final se
permitirán prácticas peores que la mencionada. Esto se conoce como pendiente resbaladiza, un argumento que
sostiene que con el simple hecho se “dejar pasar” un suceso como este, se entra
en una pendiente de la cual no se puede salir y, a futuro, se permitirían más
de las mismas prácticas, y lo peor de todo, serían vistas como normales, es
decir, la dignidad de la persona no valdría en absoluto (Rachels, J. 2011, p.
29). “Se afirma por algunos que, con tal posición, se está en un plano
inclinado para admitir igualmente la supresión de otras vidas humanas” (Torres
et al, 2009), haciendo referencia a la situación con el aborto en los Estados
Unidos y si se llegara a considerar como muerte asistida.
Un problema creciente ha sido el de la
administración y ver “el negocio” como tal de la labor de los médicos; debido a
crisis económicas y el papel tan importante de la medicina (entiéndase control
de la natalidad y de la mortalidad, desarrollo de tratamientos y medicinas,
etc.) en el desarrollo de un país, algunas problemáticas relacionadas han
llegado a cortes y han sido consideradas por legislaciones.
Un ejemplo de ello es España, […] buena
parte de las delegaciones gubernamentales hablaban de una ‘hecatombe
financiero-sanitaria’ y de recortes ‘ineludibles’. Muchos son los gobiernos de
países desarrollados que se preocupan más por ajustar sus gastos sociales, que
por el real bienestar de la ciudadanía […] Se llega al punto de lucrar con la
desgracia de las personas […] (Torres et al, 2009).
De este ejemplo se parte hacia el
sentido opuesto. Por un lado se le atribuye a los avances médicos los problemas
financieros y similares, pero por el otro, se está “privatizando” tanto la
profesión que se deja de lado el propósito fundador de esta rama de
humanidades: velar por la vida del ser humano, sin ningún fin como tal. ¿Es
esto, entonces, justo? ¿Qué pasa con la dignidad de esos enfermos terminales,
que son al final utilizados como medios para un fin económico?
La Sociedad Española de Cuidados
Paliativos, en su declaración sobre la eutanasia (2002, p. 37), explica que la
dignidad está
[…] ligada a la calidad de vida y como
una resultante de la misma; de tal manera que ante situaciones de grave pérdida
de calidad de la vida, se puede entender que ésta ya no merece ser vivida,
porque ya se ha perdido la dignidad y sin ella la vida no tiene sentido.
Por
lo tanto debe aclararse la diferencia al hacer notar que la dignidad de la
persona en sí nunca se ve rebajada ni mucho menos, sino que por las condiciones
de calidad de vida en las que se encuentra puede ya considerarse si debe/puede
o no seguir siendo vivida.
En las diferentes asambleas médicas
mundiales que se llevaron a cabo en el siglo pasado, se han discutido temas
importantes en torno al oficio de médico, siendo uno de ellos la eutanasia,
que, según la 39ª Asamblea Médica Mundial realizada en Madrid, España, se
define como
[…] el acto de terminar deliberadamente
la vida de un paciente, aun a pedido del propio paciente o a solicitud de los
parientes cercanos […] Esto no impide que el médico respete el deseo de un
paciente de dejar que el proceso natural de muerte siga su curso en la fase
terminal de su enfermedad (Torres et al, 2009).
Este punto es muy importante: la muerte
es parte inherente del ciclo de vida del ser humano, por lo que más que
“evitarla”, se debe apoyar a las personas en dicho momento. El hombre tiene
derecho a una muerte digna, y nadie le puede privar de esta. A pesar de que
existen asambleas como la anteriormente mencionada, un gran porcentaje de
enfermeras en Brasil desconocen el significado del término eutanasia (y el de
otros como la distanasia u ortotanasia, e incluso bioética y los tratamientos
de cuidado para un paciente terminal), según un estudio realizado que demostró
que ninguna enfermera conocía su significado – sin embargo el 55.55% de las
entrevistadas afirmaron que era un proceso que abreviaba la vida (Amorim, Paes
& Dal Secco, 2009).
Volviendo al punto de Holanda, la
legislación que aprobó la eutanasia tomó medidas previas para garantizar que no
se vieran afectados los intereses – y por el contrario, tomarlos en cuenta –
del enfermo terminal, así como corroborar que el médico tuviera la
especialización necesaria para aplicar esta acción. Podría decirse que este
caso es un buen ejemplo de un contrato social: ¿Qué/cómo debo hacer para vivir
en sociedad? El gobierno holandés tomó en cuenta los intereses de los enfermos
(y los familiares y los doctores y de todo aquel implicado en este tipo de decisiones)
y con un análisis que arrojó buenos resultados permitió entonces la práctica de
la eutanasia. Antes de avanzar es pertinente aclarar qué es un contrato social per se, explicado con
vistas filosóficas. En su libro Introducción
a la filosofía moral, Rachels (2011, p. 229-230) explica que, para que
exista un contrato social, “la gente debe estar de acuerdo en que se
establezcan reglas para gobernar las relaciones mutuas, y convenir en que se
establezca una agencia, el Estado, con el poder necesario para hacer que se
cumplan esas reglas”. Cabe mencionar que el Estado no debe abusar de su poder
(únicamente concebido por la sociedad), si no podría caer en una dictadura, en
la que los intereses de las personas no son tomados en cuenta.
Centrando la atención a los fundamentos
mismos de la medicina, existe el Juramento Hipocrático, planteado (como su
nombre lo dice) por Hipócrates, quien, en uno de los párrafos del juramento,
dice: “A nadie, aunque me lo pidiera, daré un veneno ni a nadie le sugeriré que
lo tome. Del mismo modo, nunca proporcionaré a mujer alguna un pesario
abortivo” (Herranz, 2002). Basándose en lo anterior queda claro que en la
medicina no hay espacio para consideraciones de tal naturaleza como la
eutanasia. No obstante, este juramento fue declarado en el s. V a.C., por lo
que los defensores de la práctica de la eutanasia podrían argumentar que su
validez no es la misma ahora que en aquellos tiempos, afirmación que es
bastante válida.
Conclusión
Dado que el periodo de tiempo en el que los avances
médicos tuvieron un gran despunte fue y es reciente, resulta común que sigan
existiendo debates sobre el tema de la eutanasia en relación a la vida y
dignidad humana. De cualquier modo este es un proceso intrínseco en la
asimilación de prácticas nuevas y diferentes a lo que “comúnmente” se
acostumbra; la historia ya lo ha demostrado. Quizás debamos crear una visión
nueva de la vida como la conocemos, una visión que nos permita separar la
dignidad humana, la vida misma y su trascendencia de la vida biológica y
terrenal, que se marchita. Se requiere entonces un pensamiento de “cuarto
grado”, un nivel más allá del post-convencional, que nos haga cambiar la manera
de percibir el valor de la vida y la muerte sin los prejuicios de las
costumbres actuales.
Referencias
básicas
Amorim, Paes y
Dal Secco. (Octubre, 2009). Dysthanasia, euthanasia, orthotanasia: the perceptions
of nurses working in intensive care units and care implications. Revista
Latino-Americana de Engermagem.
Recuperado de
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0104-11692009000500003&lang=pt
Collado, Piñón,
Odales, Acosta y Serra. (Diciembre, 2011). Eutanasia y valor absoluto de la vida.
Revista Cubana de Higiene y Epidemiología.
Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1561-30032011000300012&lang=pt
Rachels, J.
(2011). Introducción a la filosofía moral.
México: Fondo de Cultura Económica.
Sociedad
Española de Cuidados Paliativos. (2002). Declaración sobre la eutanasia de la
Sociedad Española de Cuidados Paliativos. Recuperado de http://www.sociedadandaluzadebioetica.es/docs/Eutanasia_SECPAL.pdf
Torres et al (Junio,
2009). Consideraciones sobre la eutanasia como práctica médica. Revista
Cubana de Medicina Militar. Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0138-65572009000200006&lang=pt
Universidad de
Navarra. (Febrero, 2002). Juramento hipocrático. Facultades de Medicina, Ciencias y Farmacia. Departamento de
Humanidades Biomédicas. Centro de Documentación de Bioética. Recuperado de http://www.unav.es/cdb/juramento1.html
Vega, J. y
Ortega, I. (Abril, 2007). La <> en la
eutanasia en Holanda. Cuadernos de
Bioética. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=87506204
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