jueves, 16 de noviembre de 2017

Dignidad de los Empleados en la Industria Manufacturera de México

Dignidad de los Empleados en la Industria Manufacturera de México


Abstract

En el presente trabajo se hablará de la industria manufacturera de México, uno de los sectores con mayor productividad y recaudación de impuestos del país; sin embargo también uno de los sectores con mayor discriminación laboral, donde los obreros no son tratados como seres humanos y se les denigra a trabajos mal pagados, con poca seguridad, sin prestaciones de ley y comúnmente en ambientes laborales hostiles donde se tienen que estar cuidando, ya que la empresa no lo hará, al sólo usarlos como un fin para incrementar ingresos y nunca o rara vez como un medio productivo dentro de la sociedad.

Palabras Clave:

·      PYMES, Manufacturera, Dignidad, Denigrantes, Sindicatos Blancos, Justicia Social











Empleo, identificado como una fuente de ingresos con la cual las personas se sienten provechosas, eficientes y merecedoras de un salario por realizar actividades o servicios valorados por otra persona, influyendo en la dignidad desde una cuestión psicológica al ser un contribuyente profesionalmente obteniendo una remuneración económica que además de confirmar la habilidad de una persona es un acceso hacía la libertad de decisión tanto en cuestiones económicas como personales.
Reconociendo la dignidad, como punto clave, destacando que es el respetar los derechos básicos de las personas por el simple hecho de ser personas y no meros objetos o cosas materiales con precio alguno, todo esto llevado a cabo desde un punto de vista universal y kantiano.

A continuación, se analizará el empleo que proveen las industrias manufactureras en México, analizándolo desde un punto de vista de dignidad en cuanto a la calidad de vida de los empleados; donde estos son considerados obreros a bajo costo, y su seguridad e integridad no son representados como una cuestión primordial, si no como una cuestión de entregar mejores resultados económicos a dueños, accionistas e inversionistas.


Actualmente México es un considerado un país de PYMES, donde de acuerdo al INEGI el 97.6% de las empresas son micro, pequeñas y medianas y más del 20% son empresas manufactureras caracterizadas por ser mano de obra económica que se va especializando en diversos sectores, tales como tecnológico, automotriz, del vestir, entre otras industrias que atacan la base piramidal ofreciendo empleos con largas jornadas, sueldos bajos, condiciones laborales sin cuidado y extenuándolos de beneficios de ley, tales como IMSS e ISSTE, lo cual resulta en atropellar los derechos humanos de los trabajadores al no tratar a las personas como seres humanos, si no como fines que lograrán que la empresa genere mayores utilidades que nunca se repartirán entre la base de obreros y sin importar las condiciones de trabajo en que se encuentren, siempre y cuando los costos disminuyan para así tener mejores ingresos como empresa.
Se juzga y discrimina a los obreros, principalmente al no tener estudios y creándoles una burbuja respecto a que sus posibilidades de trabajo son pocas y que esta industria los puede acoger y representar un progreso laboral, pero a costa de que sus derechos humanos no sean tomados en cuenta totalmente, ya que la empresa no puede permitirse elevar sus costos, por lo tanto, los primeros a los que pasará a perjudicar son a sus obreros.
“En el sistema histórico capitalista algunos, sobre todo los y las occidentales, aprendimos a valorar la vida en base al trabajo asalariado. La posibilidad de generar valor económico y productivo mediante éste suponía el progreso. En este sistema se creó́ el mercado de empleo para intentar resolver el problema de cómo repartir la capacidad de trabajo de los humanos, entre procesos productivos y actividades específicas. También para distribuir los frutos de ese trabajo entre los que trabajan de forma asalariada y no-trabajan.” (García, 2014, 439).
De igual forma se cuestiona el como un país espera otorgar dignidad a sus empleados; si el 52.4% de la población se encuentra en el sector informal de acuerdo al INEGI; donde se representan empresas que contratan en base al salario mínimo, el cual no representa dignidad alguna y menos en el sector informal al simplemente recibir la remuneración, pero rara vez beneficios laborares de ley; sin embargo, se le reconoce a las empresas por sus resultados altamente beneficiosos en el aspecto económico. Donde se deja el principio de utilitarismo en segundo plano, ya que simplemente se beneficia a una mínima parte de la población a costa de que la mayoría viva al día y sin condiciones humanas en ocasiones.
Es en ese momento en el que el país se considera un país de manufactura económica; con la cual se infiere manufactura poco calificada, donde no se incita a que la población se capacite y aprenda sobre diversos temas; temas que abarcan ámbitos tanto profesionales como personales; si no que se propicia a que la población no se fomente con cultura y razonamiento.
También se conoce que existe relación entre el salario percibido y la toma de decisiones de las personas; donde si el salario aumenta se demandarán mejores condiciones hasta lograr un proceso formal que incluya beneficios sociales, con los cuales además de ayudar a la sociedad en formación de empleos dignos se beneficia la comunidad mejores y mayores espacios públicos.
“Existe una relación directa entre cambios en el salario mínimo y cambios en los ingresos. Se desarrolla y estima una ecuación de empleo por medio de la cual concluye que existe una alta asociación entre empleo y beneficios sociales, los cuales pueden servir como incentivo para que las personas se incorporen al sector formal.” (Rodríguez, 2009, 9).
Los empleados de la industria manufacturera de México además de ser reconocidos por los bajos salarios, empleos denigrantes y pobres condiciones laborales, también son reconocidos por los altos índices de violencia o acoso dentro de su recinto laboral, lo cual atenta en contra de sus derechos humanos como individuos al sentirse presionados de forma negativa en su trabajo, obteniendo respuestas desfavorables de sus superiores ante dicha problemática, ya que son considerados como simples obreros y la réplica es que es su forma de trabajar y así están acostumbrados en la empresa.
Este tipo de problemática recurrente dentro de las empresas manufactureras representa a mujeres, personas mayores y personas con problemas de salud como los grupos enfocados a ser denigrados o sufrir mayor violencia laboral, lo cual afecta su rendimiento e integridad como persona, identificando la impotencia y el olvido de los mismos dentro de la empresa por miedo a ser despedidos y callar por necesidad de un sueldo bajo con el que apenas viven de forma digna.
Sin embargo, se entra en la cuestión de que un empleo es una forma de otorgar dignidad a la persona, donde se le reconoce algún servicio que otorga, pero en contradicción se encuentra el laborar en una empresa que no proteja la dignidad de sus empleos y más aún que permita que el ambiente laboral sea pésimo no reconociendo la labor que desempeñan los trabajadores.
 “La violencia en el trabajo tiene diversas formas de expresarse: agresión física, agresión verbal, agresión psicológica, hostigamiento laboral (acoso, mobbing), acoso sexual, discriminación en el acceso al empleo, permanencia en el trabajo, ascenso laboral y en las remuneraciones: por edad, género, etnia, apariencia física, discapacidad, orientación sexual.” (Acevedo, 2012, 170).
Analizando la situación empresarial de una manufacturera desde un punto de vista de dueño o empresario, se suele señalar como primera objeción la falta de empleos dignos junto con prestaciones de ley y pago de impuestos; sin embargo, actualmente el país presenta obstáculos por parte de su Gobierno, donde vuelve demasiado complicado el realizar empresas dignas que otorgan lo justo a cada parte involucrada; creando así un ambiente de “trampas” para disminuir la utilidad de las empresas pero aumentar la utilidad de las Instituciones Públicas.
El Gobierno afirma que ha generado apoyo a las PYMES, pero nunca se menciona que este apoyo sólo cubre los primeros años de vida del negocio, ya que en cuanto a este le empiece a ir bien y adquirir ingresos notorios el Gobierno empezará su labor de impuestos altos que un pequeño negocio no es capaz de sostener para seguir viviendo.
Existe una relación entre los negocios formales y la calidad de empleo que se otorga, dicha relación es proporcional y lineal, donde si la empresa cumple con cuestiones legales tanto para el Gobierno como para sus involucrados, como empleados, acreedores y clientes se fomenta un crecimiento y avance dentro del negocio, pero si se presenta el caso opuesto de una empresa no regulada, los empleados se sienten desprotegidos y sin ningún aval que formalmente garantice que sus derechos serán respetados dentro de su recinto laboral.
 “La mexicana es una economía abierta; en ella, los flujos internacionales de bienes, capitales y servicios son prácticamente libres, mientras que el movimiento laboral internacional es penalizado. Todo ello ha elevado la movilidad del capital y su costo en relación con el trabajo, y ha acelerado el avance de la informalidad y el empleo precario.” (Puyana, 2013, 145).
Otra perspectiva a analizar son los sindicatos, los cuales supuestamente están a favor de los empleados y empleadores, al ser conexiones directas de la comunicación y contrato entre ambas partes; sin embargo, la realidad de México en cuanto a este tema es una totalmente distinta, ya que el sindicato o pasa a perjudicar al empleado o al empleador, pero siempre buscando su propio beneficio.
Al existir “Sindicatos Blancos”, los cuales son contratados por el empresario y tienen como líder a una persona de confianza dentro de la manufacturera se pueden generar acuerdos con los obreros de una forma más fácil y concreta, infiriendo que el empresario tenga mayor protección en cuanto a huelgas, clausuras o movimientos en contra de la empresa y también beneficiando a los empleados en que tendrán un empleo asegurado.
Sin embargo, la ley establece que cada empresa debe contar con un sindicato, el cual debería ser un grupo de personas de los que laboran en el establecimiento para poder expresar sus inquietudes reales y poder crecer profesionalmente; sin embargo, el empresario siempre trata de anteponer el bienestar de la empresa por este tipo de sindicatos y asegura que también son beneficiosos para el empleado al poder laborar de una forma ordenada, ya que los sindicatos ordinarios son caracterizados por ser un perjuicio para la empresa, donde forzan en ocasiones al negocio a cerrar durante varios días sin motivo aparente resultando en ingreso perdido y salarios no pagados- no trabajados, lo cual se vuelve una cadena que es difícil de romper. Desde una perspectiva ética se identifica la postura del empresario al decidir formar su propio sindicato u otorgar el derecho a los empleadores, poniendo en riesgo una parte de su patrimonio, donde una parte de la población se verá afectado, mientras que la mínima parte beneficiada, no siguiendo una postura utilitarista.
 “La distinción entre sindicatos subordinados y auténticos es esencial para la claridad política. Más del 90% de los contratos colectivos de trabajo en México están diseñados en primer término para proteger los intereses del patrón. Entre más vivimos en un mundo capitalista, los sindicatos auténticos, aquellos que en realidad representan los intereses de sus trabajadores– deben ser vistos como un medio necesario para los que buscan un mundo más justo y democrático.” (Hathaway, 2002, 46).

***En conclusión, es perceptible como la industria manufacturera del país no solamente otorga empleos, si no que un salario que beneficia a las personas y comunidad para prosperar e ir accediendo a una mejor calidad de vida; sin embargo dicha industria no se presenta como un sector comúnmente formalizado, donde gran parte de los empleados carecen de dignidad al ser atropellados sus derechos por falta de institucionalización de la empresa; tal y como el pagar impuestos por cada empleado, donde se otorgan prestaciones de ley, IMSS, ISSTE, ambiente sano y crecimiento personal y profesional para todos los empleados. El mayor problema se presenta en que este no es el caso de más del 50% de las manufactureras, si no que se busca incrementar la utilidad empresarial sobrepasando por los derechos humanos de las personas y usándolos como un fin, dejando de un lado la autonomía como empresarios y racionalidad ética.
Actualmente el país enfrenta situaciones complicadas en cuanto a empleabilidad, sin embargo al ser una de las fuentes más importantes de progreso, debería de ser uno de los aspectos a cuidar con más detalle, donde se puedan fomentar planes para las PYMES de manufactura en cuidado tanto de la empresa como de los trabajadores; estos planes pueden ir desde la disminución de impuestos a pagar por cada empleado, donde los obreros se comprometan a realizar labores eficientes a cambio de proyectos, platicas y capacitaciones en aspectos legales, manufactureros y personas por talleres implementados por la empresa y Gobierno, logrando una población más educada y consiente de que el trabajo es una fuente vital de sustento y crecimiento.



Referencias básicas:
Almodóvar, R. (2014). El empleo calificado y no calificado en la manufactura de México ante la crisis de 2009. Núm. 46. Pp. 687-714. El Colegio Mexiquense, A.C. Toluca, México. Extraído de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11131650004
Acevedo, D. (2012). Violencia laboral, género y salud. Trabajadoras y trabajadores de la manufactura. Vol. 20 Núm. 2, pp. 167-177. Universidad de Carabobo, Maracay, Venezuela. Extraído de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=375839305005
García, T. (2014). Políticas de Vida Digna: Propuesta para atender la crisis del trabajo. Núm. 22. Pp. 437-446. Santiago del Estero, Argentina. Extraído de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=387334694024
Hathaway, D. (2002). El problema de la organización de los sindicatos de las maquiladoras en una economía global antidemocrática. Vol. 19 Núm. 116, pp. 45- 54. Redalyc. Extraído de: http://www.redalyc.org/pdf/325/32511606.pdf
Puyana, A. (2013). (2013). ¿Informalidad o dualismo en las manufactureras mexicanas?. Núm. 41, pp. 143-177. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Distrito Federal, México. Extraído de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11525601012
Rodríguez, M. (2009). Empleo, productividad y salarios en México: Un análisis de corto y de largo plazo para el sector manufacturero. Vol. 5 Núm. 2, pp. 7-21. Universidad de Guadalajara, México. Extraído de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=125012547001



Referencias complementarias:
Anónimo. (2017). Dignidad Humana. Glosario ético. Extraído de: https://glosarios.servidor-alicante.com/etica/dignidad-humana

 


Anónimo. (2017). Industria Manufacturera. INEGI. Extraído de: http://cuentame.inegi.org.mx/economia/secundario/manufacturera/default.aspx?tema=E

 

Casanueva, C. (2006). La productividad de la industria manufacturera mexicana: calidad del trabajo y capital humano. Banco de México. Extraído de: http://revistas.bancomext.gob.mx/rce/magazines/122/2/16_Casanueva-.pdf


Carillo, L. (2016). Se difunden estadísticas detalladas, sobre las micro, pequeñas y medianas empresas del país. INEGI. Extraído de: http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/boletines/2016/especiales/especiales2016_07_02.pdf

Hernández, A. (2016). Las 100 manufactureras más grandes de México. Manufactura. Extraído de: http://www.manufactura.mx/industria/2016/09/20/las-100-mas-grandes

Martínez, A. (2015). La industria manufacturera en México: una revisión bibliográfica sobre productividad, eficiencia y cambio tecnológico. Boletín Científico de las Ciencias Económico Administrativas del ICEA. Extraído de: https://repository.uaeh.edu.mx/revistas/index.php/icea/article/view/151/147

 

Villafranco, G. (2015). El (enorme) costo de los sindicatos en México. Forbes México. Extraído de: https://www.forbes.com.mx/el-enorme-costo-de-los-sindicatos-en-mexico/



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