lunes, 13 de noviembre de 2017

Ni santas, ni putas; Solo personas.

Ni santas, ni putas; Solo personas.
Itzamara Guerrero


Por siglos la mujer ha sido reconocida como la fiel acompañante del hombre, el cual ocupa el
protagonismo; incluso podríamos afirmar que siempre ha sido así. “Reconocer nuestra propia invisibilidad significa por fin el camino hacia la visibilidad” (Mitsuye Yamada).
 El concepto “dignidad” para nosotras siempre ha sido basado en de la aprobación masculina, haciendo que a la mujer se le eduque con que lo más importante es cumplir ciertos prejuicios y estándares sociales a poseer autonomía. La idea o la imagen que la mujer proyecta en la sociedad desde hace años es la de la fertilidad, sin embargo curiosamente el hombre es el que presume de la suya.
El tema de la sexualidad trae consigo muchos tabús, pero cuando nos referimos a la de un genero en especifico los juicios en esta cuestión cambian, ¿por qué? Es importante encontrar desde donde se marca esa diferencia entre el “hombre” y la “mujer” por consecuencia uno experimenta “libremente” mientras que al otro género se le reprime e incluso es juzgado y se le toma como una carta de presentación. ¿Donde queda la imparcialidad a la hora de realizar un juicio? ¿por  qué nacer con sexo femenino es factor de juicio?
La desigualdad en la sexualidad desencadena una serie de comportamientos en los que la mujer no tiene el poder de decisión y si lo tiene no cumple con los estándares de “lo correcto” para el papel que desarrolla su género. “Ser mujer requiere de dos condiciones: a) Tener un cuerpo de sexo femenino b) Ser educada para ser mujer; la pregunta base es: ¿Cómo ser una mujer? Buena, bella, inteligente, atractiva, sexy, sana, feliz, exitosa, amada, aceptada socialmente. ”(Goméz, 2010, 40) Por lo que el sexo femenino crece con estigmas y prejuicios acerca de su sexualidad.
Palabras clave (key words):
Identidad, autonomía, dignidad, sexualidad, libertad.

Concepto de la mujer
El artículo “De la mujer a una mujer” de Collazo nos menciona que: “La lengua española la definición de la palabra mujer se refiere a un organismo distinto al macho por sus órganos sexuales y por su capacidad de engendrar. Es muy interesante que en la definición de femenino la forma “ser fecundado”, implícitamente evoque en algún sentido la idea de la mujer como pasiva y objeto de la actividad masculina. ”(2005, 7). Collazo nos pone las cartas sobre la mesa, desde una perspectiva psicológica como el término mujer desde un principio marca desigualdad entre los géneros. Pretende definir el término “mujer” indagando sobre su significado a través de la historia. Como perpetúan las ideas de maternidad como destino y no como elección, el control del orden social a partir de ello y la clasificación de las conductas propias para cada anatomía. Si nos definimos por nuestra capacidad de procrear, estamos siendo consideradas sólo como el medio de la humanidad para perdurar la existencia, es decir; ¿Carecemos de dignidad? ¿Qué pasa cuando soy mujer y no quiero ser madre? ¿No me puedo identificar como mujer? ¿Con qué me puedo identificar?.
Identidad Femenina y Masculina
¿Quien soy? es una pregunta que nos hacemos desde siempre de alguna forma organiza nuestra subjetividad de vivir. ¿Que tiene que ver con el tema?  "...sólo a partir del reconocimiento y de la re significación de las relaciones entre hombres y mujeres, es posible desarticular [o deconstruir] los contenidos patriarcales de la organización genérica del mundo. Se trata de incidir tanto en las formas de ser de mujeres y hombres, como en los contenidos específicos de las sociedades y de las culturas..." (Lagarde 1993:20). La identidad es expresada en actitudes, valores, creencias, sentimientos, mentalidades, lenguajes y relaciones específicas, a través de las cuales una mujer o un hombre se conforman. Así, cada mujer y cada varón han sido formado culturalmente a partir de los parámetros de feminidad o masculinidad dominantes en su sociedad, por otra parte; la identidad genérica es aquella que sufre transformaciones y redefiniciones, de acuerdo a los cambios histórico-sociales de las sociedades, reconstruyéndose, de este modo, nuevas subjetividades.
 Actualmente es un tema muy sonado pues nos dice Vincenty que en los últimos 30 años, la identidad masculina que milenariamente era considerada evidente, clara y sobretodo contraria a la feminidad. Todo esto por consecuencia de la búsqueda de la redefinición de las mujeres, lo cual ha llevado al hombre cuestionarse acerca de la masculinidad.
Hombres y mujeres que “cambian” sin proponérselo, es considerado bajo la ideología patriarcal que están mal, están equivocados. Con ello puede presentarse la frustración como respuesta de vacilación en su autoidentidad y que los lleva a la realizarse autodevaluación con respecto a quienes se cree que cumplen la norma. ¿Cómo nos afecta ello? “El arte, la literatura, los medios de comunicación, y con ellos, la teoría psicoanalítica, no se cansan de hablarnos del amor apasionado y a menudo incomprensible de las mujeres, del amor como un lugar donde el sí mismo autónomo del sujeto femenino se disuelve en un mar de fusiones, agravios y desengaños. La supuesta tendencia de la mujer a una dependencia extrema hacia el hombre, su urgente necesidad de reconocimiento en el amor y la disolución de la feminidad en la maternidad, aparecen como imágenes mistificadas en las que lo femenino queda atrapado en una imposibilidad o mayor dificultad de la mujer para acceder a un proyecto de vida autónomo .” ( 2002). Lo que yo comprendo de la cita antes mencionada de Hidalgo  es cómo la autonomía de la mujer se pierde entre la imagen que es vendida a través de diversos medios que diariamente consumimos, el cómo las ideas y estereotipos pretenden marcar una tendencia a lo que se refiere el sexo femenino, cuando no debería existir para ninguno de los géneros.
Lagarde nos dice que la sexualidad femenina cambia a través del tiempo y que actualmente estamos presenciando una revolución. En el punto de la procreación del erotismo, se notó la división de la mujer como género, es ahí donde existió la posibilidad de desembocar en una identidad cohesionada, integrada. Pero las mujeres saben y no se equivocan, que su ser les es ajeno que ha sido ocupado por la sociedad para los otros; son conscientes de que a lo largo de la historia ellas no han tomado las decisiones y sus cuerpos son vistos como objetos. La autoimagen del cuerpo de la mujer se modifica. Del cuerpo-para-procrear, cuerpo-eros-¿para quién? Surge el cuerpo en rebeldía.
Las ideas erróneas de identidad que se han creado entorno a los estereotipos que nosotros mismos hemos practicado dan como resultado la disfrazada restricción de la libertad de expresión por el miedo a ser juzgado y no sentirse parte del entorno. Los juicios a partir de estas ideas reprimen la autonomía de las mujeres. 
Sexualidad según el género
¿Cómo vivimos la sexualidad? Vivimos conforme a lo que creemos y pensamos por lo que nuestra identidad y el concepto que tenemos de nosotros mismos influye de manera directa al cómo actuamos. Echeverría y Villagrán realizaron un artículo a partir de un estudio en la Ciudad de México  en el 2016 donde jóvenes  de 18 a 22 años se expresan abiertamente acerca de la sexualidad, en donde se encontraban opiniones tales como “(A)De la cintura para abajo, no, yo no tengo permitido tocarme, no, yo no tengo permitido saber qué es, eso sí está muy reprimido hacia las mujeres mucho, mucho, mucho...” “Es muy raro, porque entre mujeres obviamente, sabemos que lo sentimos y obviamente lo experimentamos pero, como que todavía no pasamos algunas veces esa barrera de pues ¿con quién lo hablo, no?, ¿qué se siente?, y que no me vayan a juzgar como soy “x” o “y” cosa.”, pero me llamó especial atención un par de opiniones acerca de las creencias, el deseo sexual y la masturbación; “Una mujer, ¡no! No lo hacen tanto porque ellas no tienen mucho la necesidad. No es tan fácil que solita...que tengan esa mentalidad como más morbosa... ¿no?.” “(B) Ellos con la calentura han de masturbarse... bueno igual hay chavas que también pero una vez hice como si... y una amiga me dijo: ¡ay cochina! Por eso igual y en ellos lo veo normal.” La entrevistas fueron anónimas sin embargo podemos aclarar que la primera cita es de un hombre y la siguiente de una mujer. Los autores con base a las entrevistas llegaron a la conclusión de que sigue habiendo una desigualdad en manera en la que los hombres y mujeres experimentan el deseo sexual en lo corporal, cognitivo e incluso en la forma en la que se relacionan entre ellos y el entorno. Además de acuerdo al estudio la expresión de lo femenino para ellas será lo natural, donde el amor, el cuidado de éste, los sentimientos y lo emocional es lo esperado; mientras que en el caso de los jóvenes varones se espera una adecuada respuesta sexual, sin titubeos, fuerte y decidida. “Los cuestionamientos que las jóvenes hacen de forma directa a los mandatos sociales hace evidente el proceso por medio del que han transitado de situaciones de opresión de sus cuerpos y discriminación por parte de sus parejas y de su contexto inmediato, en donde se hallaban en situaciones de desigualdad, hacia una conciencia donde está presente el derecho a vivir con plenitud su sexualidad, decidir sobre ellas, responsabilizarse de su deseo sexual y, en consecuencia, satisfacerlo (Esteban, Medina y Tavora, 2005; Marcuse, 1965, en Silva y Barrientos, 2008).”
Inclinandome a la posición de Lagarde “Al cambiar las mujeres, su cuerpo como espacio político, empieza a ser apropiado, a ser nombrado, se desencanta, emerge de la hipersensibilidad para el dolor, de la anestesia para el placer y tiende a convertirse en espacio propio, en mi-cuerpo y en mi-deseo. Surge un deseo erótico femenino y de manera inédita una cultura hedonista.
Si nuestro entorno es contaminado por prejuicios sociales es lógico que nos eduquemos conforme a ellos, que nos detengamos a saciar nuestros deseos por qué se tiene la “idea” de que es incorrecto por nacer con cierta anatomía. ¿Donde queda esa libertad sobre mi cuerpo? Por qué solo yo, lo que me hace ser quien soy, de acuerdo a mi conocimiento del entorno me hace capaz de decidir sobre mi cuerpo.
Relaciones de poder
Estudios cualitativos acerca de la masculinidad en México han detectado una serie de normas sobre las ventajas del hombre y sobre los discursos y prácticas que deben ser desplegados socialmente por los varones para mantener una pertenencia al grupo masculino y no ser señalado por no ejercer su papel social adecuadamente.
La investigaciones sugieren que hay varias formas de ser hombre en México y desempeñar relaciones de pareja, en ellas se encuentran variaciones individuales y culturales como de ciertas bases de desigualdad y diferenciación social.
“Sólo alrededor de una cuarta parte de los varones entrevistados reconoce que ha tenido relaciones sexuales extraconyugales con otras mujeres, son notablemente mayores los porcentajes de los varones que lo declaran entre quienes dicen que no participaron en los cuidados de sus pequeños y entre quienes manifiestan que la iniciativa para tener relaciones sexuales con sus cónyuges es exclusivamente de ellos.”(Szasz I &; Rojas O. &; Castrejón J. L., 2008, 218)
Como especie la supervivencia es importante, como humanos (racionales) buscamos más allá, según Yepes la felicidad es lo deseado por el hombre, y a lo que dedicamos nuestra vida ya que asi podremosalcanzar nuestra plenitud por asi llamarsele, por si fuera poco cuidamos que no se pierda esa cualidad que nos hace valer como persona; dignidad, según Kant es no utilizar a la persona; “Parece espantoso usar a una persona como medio para los fines de otros” (Rachels, 1996, 19) este lo logramos con responsabilidad, seriedad y con el respeto hacia sí mismo y los demás y no deja que lo humillen ni degraden.
Con este estudio se aborda que el hombre necesita defender o marcar alguna clase de “masculinidad” donde poco importa el bienestar, la felicidad y la dignidad que tiene la mujer en aquellas prácticas. Donde recurrentemente se viola la libertad de decisión que tienen las mujeres sobre su cuerpo.
La mujer y su autonomía
Con base al artículo de Hidalgo realizamos un acercamiento para la comprensión de una perspectiva crítico-social en las relaciones entre los géneros de la teoría psicoanalítica para finalmente abordar las relaciones entre las manifestaciones de la sexualidad, la agresión y la autonomía en la mujer, especialmente en relación con los procesos de separación y reconocimiento en el desarrollo de la mujer como sujeto. Nos plantea que la censura del cuerpo en la mujer, la negación del placer y el erotismo femenino frente a la sexualidad masculina organizada en torno al pene y la erección, constituyen dentro de la teoría psicoanalítica, las condiciones básicas para ubicar a la sexualidad femenina en el lugar de lo extranjero de esa manera lo femenino queda de esta forma asociado con algo desconocido y salvaje, que amenaza con desbordarse si no se le ponen barreras culturales adecuadas.
“en particular las diversas manifestaciones de la sexualidad y la agresión en la mujer han sido mediante múltiples fantasías inconscientes, “tabuizadas” a lo largo de la historia de Occidente. La mujer que se apropia de sus propios deseos sexuales y que actúa de acuerdo con sus propios intereses, que rompe con la tradición y subvierte el lugar social asignado a la mujer es representada a menudo en la literatura o la mitología a través de figuras deformes o grotescas.” (Hidalgo, 2002).
De acuerdo a lo anterior, socialmente la autonomía de una mujer es mal vista porque es algo relativamente nuevo. Nos damos cuenta que para el grupo “mujeres” no existe una justicia social y que somos indiferentes en la falta de ella; porque “así han sido las cosas”, históricamente somos las de “hasta bajo”. Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, de acuerdo al primer artículo “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.” pareciese que se nos olvida que el hombre y la mujer pertenecen a la misma especie y que tenemos las mismas capacidades. Actualmente ya existe una búsqueda por el respeto de las libertades y dignidad con el fin de establecer una igualdad.
Conclusión
Desde pequeños nos han orientado acerca de lo que es permitido o no; “lo bueno y lo malo”, estos aprendizajes los vamos aplicando a nuestra vida, a veces sin preguntarnos el por que de las cosas ¿Qué sucede cuando lo que hemos aprendido no tiene fundamentos? o los tiene pero reprime nuestra autonomía, dignidad e incluso podríamos atrevernos a decir que es injusto.
Me sorprende que la desigualdad de género comience de mera semántica y cómo esto se ha practicado por siglos, es grato que en los últimos años el sexo femenino exija la igualdad que se les ha negado y cómo todo esto afecta a algo tan natural como lo es la sexualidad.
Es interesante pero sobre todo triste notar que la mujer no tiene derecho a demandar placer pues es solo el medio para la procreación del humano, sin embargo el sexo masculino puede erotizar esta imagen para utilizarla con afán de obtener placer y nuevamente la mujer funge como medio. Todo esto por encajar en la identidad del sexo biológico ¿Quien soy? ¿Qué deseo? Se responden y practican bajo las reglas sociales, la verdadera pregunta sería... si nadie pudiese opinar ¿Cómo actuaría?¿Qué desearía?.
No quiero señalar que el varón es el “malo” de la película que llamamos vida, él también es víctima pues de ellos se espera que actúen como “un hombre” debe de ser, porque cuando la mujer deje de ser sumisa el hombre ya no necesitará ser opresor; al igual que nosotras ellos deben cubrir un papel, pero ¿Con qué objeto? Los derechos están ahí “gritandonos”que somos libres de expresarnos sin embargo antes debemos de ser capaces de romper los estereotipos para poder ejercerlos. Evitar utilizar expresiones como “marimacha” y  “maricón”, dejar de lado la imagen de “puta” o “santa”, pero sobretodo comenzar a vernos como iguales; como solo personas.    

El proyecto semestral lo encuentro estrechamente ligado con el tema de este ensayo. Después de aplicar las encuestas, me di cuenta de la indiferencia que presentamos ante esta situación, somos conscientes de que en el transporte público suceden muchas faltas a lo derechos, pues se presentan escenarios donde entre pasajeros e incluso el chofer no hay respeto. Me siento satisfecha de que las respuestas de mis entrevistados no se quedaran solo en las opciones que marcaban la encuesta, se atrevieron a contarme experiencias con ello noté que hay mayor tendencia en atentar contra la dignidad de la mujer; de que somos vistas como él medio para reproducirse o una imagen meramente erótica e incluso como objeto de burla ante la reacción y sin embargo el sexo femenino es capaz de normalizar y decir entre risitas “con el pasaje ya viene el manoseo incluido”. Varias personas admitieron presenciar actos de violencia durante el viaje a su destino pero mantenían firme la idea de que “las cosas son así” o que “no pasa nada”.  La igualdad no es un “berrinche” de un género, no debemos perder de la mira el obtener un panorama donde todos gocemos de vernos con la misma naturaleza, calidad y valor.

Referencias
Base:
       Collazo Luisa. (Diciembre, 2005) Venezuela , Mérida. Otras miradas.
Extraído de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=18350201
       Echeverría Alejandra; Villagrán Gabina (Julio-Diciembre, 2016) México, DF.
Psicología Iberoamericana vol.24. Extraído de:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=133947583001
       Szasz Ivonne; Rojas Olga; Castrejón José Luis (Mayo-Agosto 2008) México, DF.
Estudios Demográficos y Urbanos, vol. 23 Extraído de:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31223201
       Hidalgo Roxana (2002) Costa Rica, San sosé. Actualidades en Psicología, vol. 18,
núm. 105 Extraido de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=133218158006
       Gómez Susana (Enero-marzo 2010) México, Ciudad Victoria. CienciaUAT, vol. 4,
núm. 3 Extraído de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=441942919003
Complementaria:
      Lagarde, M. (1993)  Los cautiverios de las mujeres, madresposas, monjas, putas y locas. Universidad Nacional Autónoma de México, México, D.F.
      Vincenty Claudia (2003) “Masculine identity: The construction and deconstruction of old patriarchal structures” Textos Antropológicos v.14 n.1 La Paz 



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