NOMBRE: Gibrán Acuña Colón
IMPACTO
AMBIENTAL DE LA ARQUITECTURA
El
dilema principal a tratar en este ensayo será el impacto ambiental que tiene la
Arquitectura sobre su entorno. Hoy en día se sabe que la industria de la
construcción absorbe el 50% de todos los recursos mundiales (Edwards, 2004), lo
que la convierte en la actividad de más impacto ecológico al planeta, por lo
que el objetivo de este ensayo es suscitar la reflexión en el lector,
específicamente el profesionista que se relacione con esta industria de manera
directa o indirecta, para que mediante una reflexión de segundo orden haga conciencia
de su actuar en el ejercicio de su profesión y cuestione o favorezca las
actividades con las que se enfrenta todos los días. Este es un tema de gran relevancia en el que
todos tenemos parte, pues podemos influir en mayor o menor medida la acelerada
sobreexplotación de recursos en el mudo.
Como
primer punto se tocarán algunos problemas sociales y ambientales en el
ejercicio de la profesión, así como el nivel de formación que se recibe en
instituciones educativas respecto a la educación ambiental. También se hablará
sobre el tema de la reglamentación ecológica en la industria de la
construcción, para terminar con los aspectos básicos de la construcción
ecológica y el deber de los profesionistas ante los desafíos ambientales.
La
generación o conservación de un entorno de calidad es tarea de todos, y puede
reflejar la escases o solidez de los derechos humanos que necesitan las
personas, lo cual es aspecto básico de la dignidad humana y que abarca
diferentes ámbitos en la esfera social, entre los que se destaca el ambiental,
relevante para concretar el dilema de este ensayo.
La
sostenibilidad está fuertemente ligada al desarrollo social, pues este se
consolida en factores económicos, culturales, ambientales, que promueven la
calidad de vida, la salud, la sustentabilidad, la equidad, la justicia y el
orden social, entre otros.
Palabras
clave: dignidad humana, desarrollo social, problemas ambientales, educación
ambiental, justicia social, reglamentación ecológica, sustentabilidad, derechos
humanos, desigualdad social, diálogo, medio ambiente, desarrollo.
***La
arquitectura impacta en gran medida en el entorno social, cultural y económico
y se emplaza en el espacio y el paisaje, de donde se extraen recursos, y se
generan residuos y contaminación. Es una actividad que ha perdurado y perdurará
en el tiempo pues es parte fundamental de la existencia humana y está inmersa
en todas las actividades, siendo uno de los factores de cambio más influyente
en el entorno ya sea positiva o negativamente.
La
vida cotidiana contemporánea gira alrededor de la arquitectura, y ésta forma
parte de la industria de la construcción, que es la actividad menos sostenible
del planeta (Edwards, 2004, 1), pues absorbe el 50% de los recursos naturales,
muchos de ellos no renovables. La mayor parte de las actividades se concentran
en las ciudades (ONU, 2014), que es donde se consumen tres cuartas partes de la
producción energética mundial.
“El
consumo energético empieza con la extracción de materia prima y su transporte a
las obras, pasando por el uso de las edificaciones, hasta las posteriores
modificaciones y demolición” (Acosta, 2009, 15), lo que refleja que ocurre
durante todo el ciclo de vida de las edificaciones.
Lo
anterior da las bases para especificar el dilema ético, que es el impacto que
generan las actividades de la industria de la construcción al entorno
medioambiental, influyendo también el contexto social, económico y cultural. Es
importante definir hasta qué punto la industria de la construcción es
responsable por el deterioro del ambiente y cómo la sobre explotación de
recursos requeridos para mantenerla ponen en riesgo la integridad de las
personas tanto del presente como del futuro, así como sus derechos
fundamentales, que implican el acceso a entornos dignos y que no ponen en
riesgo su existencia.
La
arquitectura que ignora la ecología daña al medio ambiente y es una
arquitectura que se apoya en bastones equivocados para funcionar, como las
energías no renovables (Reinberg, 2009, 13), por lo que se arriesga o incluso
se dilapida el futuro de las siguientes generaciones, y con ello la dignidad de
las personas y los derechos humanos, como el derecho a la vida y a vivir en un
ambiente sano y bajo condiciones necesarias para la existencia, por lo tanto la
arquitectura se puede volver incongruente, pues pierde la oportunidad de ser
verdaderamente bella.
Si
lo anterior se visualiza en una escala macro, entonces se convierte en un gran
problema que involucra a todos los ciudadanos, pues implica el desarrollo del
lugar donde se vive y la calidad de vida que ahí hay. Entonces se afirma que
desarrollo no es un concepto equivalente a “crecimiento”, ya que desarrollo
incorpora elementos no monetarios o cuantitativos como la calidad de vida o el
bienestar de la población (Jacobs, 1997, 18).
Desarrollo
sostenible es hablar de satisfacer las necesidades de la generación presente
sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus
propias necesidades (Asiain, 2005, 43). Esta definición refleja que el momento
de tomar conciencia fue y es ahora sobre la complejidad que tiene nuestro
planeta y el compromiso colectivo que se ha generado o debe generarse y que
implican una responsabilidad con el futuro.
La
industria de la construcción ha ido avanzando en materia de optimización de
recursos e invención de nuevos materiales de bajo impacto ambiental, sin
embargo, lo ecológico de la arquitectura no es solo el remplazo de los
materiales tóxicos, sino en mostrar la eficacia de los edificios como objetos
cada vez más autónomos y sostenibles. Además, el hecho de que un material sea
ecológico no es valorado aún por el mercado de manera positiva, pues es todavía
relacionado con “lo caro” (Manzano, et. Al., 2016, 129), por representar
elevados costes al inicio pero que se sopesan con los beneficios que a la larga
traen o que incluso esos costes son retribuidos. Lo anterior se relaciona con
la corriente ética utilitarista que mediante el enfoque cuantitativo se observa
la relación entre costo-beneficio, donde con el tiempo adquiere peso el
beneficio, o visto desde un enfoque cualitativo donde el costo acaba por ser un
aspecto menos importante en relación a los beneficios que tiene escoger un
material ecológico pues va más allá de lo cuantitativo pues se da importancia
al cuidado del medio ambiente y con ello a la preservación de la raza humana.
Pese
a que el deterioro del ambiente en el planeta es ya reconocido por la ciencia
ambiental en libros, revistas científicas, institutos especializados, etc.,
muchas personas se niegan a aceptar la realidad y hay quienes argumentan que es
viable seguir consumiendo los recursos naturales, pues “los avances
tecnológicos permitirán la solución a los problemas del medio natural” (Dueñas,
2013, 84).
Ante
lo anterior algunos autores han propuesto la educación ambiental como un
movimiento ético basado en valores para la transformación social, donde se
forme al hombre integralmente, mostrando un fuerte lazo entre ambiente, cultura
y desarrollo.
Visto
desde una postura Aristotélica, la ética de la virtud, por medio de la
aplicación del justo medio, busca el equilibrio de dos partes: la arquitectura
debe satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer la
integridad de las generaciones futuras, de manera que alcanzar el justo medio
sería practicar el desarrollo sostenible por medio de estrategias ecológicas
que ya estén inmersas en la concepción de todos los proyectos, partiendo de la
premisa donde las edificaciones son como un organismo vivo que consumen
recursos y producen desechos.
“Predecir
y evaluar las consecuencias futuras de la constante intervención en el ambiente
e innovaciones en la sociedad, la economía y la ecología, son tareas del diseño
y la investigación” (Acosta, 2009, 18) que implican la responsabilidad tanto
para el que las proyecta como para el que las usa.
Analizándolo
desde una perspectiva utilitarista donde su busca un bienestar imparcial y
donde se debe generar un mayor bien para un mayor número de personas, con un
enfoque cuantitativo, como ya se mencionó, construir de manera ecológica puede
representar altos costos iniciales, pero a la larga se convierte en un
beneficio que fue retribuirle, reflejándose en el ahorro de energía, huella de
bajo impacto durante la construcción, disminución de desechos durante su uso o
incluso la generación de su propia energía.
Es
importante recalcar que la persona debe ser siempre el fin de las cosas, nunca
el medio, aclara Kant, donde su valor radica en su dignidad, y por lo tanto la
arquitectura debe reforzar su enfoque humano y sensible, de manera que fomente
el respeto a los derechos fundamentales por medio de la preservación de su
entorno.
Para
alcanzar los ideales antes mencionados, la educación ambiental se convierte en
el despertador de conciencias, pues tiene la finalidad de cambiar las
estructuras, despertando la capacidad de cada individuo para criticar su actuar
ante su entorno y ayudándolo a tomar parte en las decisiones que afecten
directamente a su comunidad. Es
responsabilidad de las instituciones educativas propiciar el desarrollo de
materias relacionadas al cuidado del medio ambiente desde los niveles más
básicos de educación hasta los superiores como las Universidades, fomentar la
reflexión y garantizar un buen nivel sociocultural en los egresados.
Como
arquitectos o proyectistas se deben propiciar construcciones que ahorren o
incluso produzcan más energía de la que consumen durante todo su ciclo de vida,
donde intervienen factores de bioclimática como la orientación, iluminación,
ventilación, materiales, tecnología, ahorro, tratamiento y captación de agua.
Además
es muy importante que gobiernos y empresas entren en diálogo para crear un
marco legal nacional que norme y regule edificaciones sustentables, así como un
sistema de calificación y certificación adecuado para generar un desarrollo
sostenible en las ciudades, donde desarrollo sostenible implica hablar de
justicia social, pues está relacionado con la
justa distribución de las riquezas y la generación de espacios que
propicien la igualdad en oportunidades, así como ciudades donde se protejan a
todos los sectores de la sociedad, preservando siempre la dignidad humana y el
respeto al entorno natural.
***La
arquitectura está inmersa en nuestra existencia y todos los días nos relacionamos
con ella. Aunque está dentro de la industria que más consume recursos en el
planeta, el impacto ambiental puede ser reducido si los proyectistas,
constructores e inversores, toman conciencia y se introducen en el tema de la
sustentabilidad, es por eso que la ética forma un papel importante pues es la
que puede proveer las bases para tomar decisiones al momento de proyectar.
La
formación ambiental en las instituciones educativas debe proveer al alumno de
una educación integral basada en valores para la transformación social que
muestren el fuerte vínculo entre ambiente, cultura y desarrollo, de tal manera
que cuando esté inmerso en la vida profesional ponga en práctica los valores
aprendidos reconociendo y asumiendo la responsabilidad de sus decisiones con el
medio ambiente y medio social.
El
respeto por el medio ambiente no solo implica el entorno físico natural, sino
las influencias que éste tiene sobre la raza humana, esta última dependiente en
su totalidad de todo lo que la naturaleza le provee, por lo que su conservación
es un tema de todos, e implica una conciencia colectiva necesaria para el
desarrollo social y el fortalecimiento de la dignidad humana.
Los
profesionistas de la industria de la construcción tienen la responsabilidad de
actuar con conciencia y reflexionar sobre lo que se ha hecho y lo que se está
haciendo para reducir su impacto en el planeta, enfocándose a alcanzar un
equilibrio entre el medio y la edificación, preponderando siempre el respeto a
la vida (de cualquier tipo) y mejorando sus procesos para que se reduzca el
impacto de lo construido, lo desechado, lo removido, y así generar arquitectura
que cumpla con su objetivo que es la creación de un medio habitable y
armonizable con su entorno.
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