Alan Emilio Urbina Maza
A01227675
Introuducción:
En la actualidad,
uno de los principales casos en relación con la violencia es el llamado negocio
o trata de personas, y ya que actualmente, ataca de manera principal a la
mujer, me enfocaré en el término que hace alusión a la mujer.
Para iniciar este ensayo, se definirá, según la CNDH (Comisión
Nacional de los Derechos Humanos), lo que se entiende por trata de personas;
“Se presenta cuando una persona promueve, solicita, ofrece, facilita, consigue,
traslada, entrega o recibe, para sí o para un tercero, a una persona, por medio
de la violencia física o moral, el engaño o el abuso de poder, para someterla a
explotación sexual, trabajos forzados, esclavitud, o a la extirpación de un
órgano, tejido o sus componentes.” (CNDH, 2012).
Por tanto, tomando como punto clave de referencia esta definición,
se puede inferir grosso modo lo que esta actividad representa: no es cualquier
tipo de acto, tampoco es un negocio cualquiera; es una actividad ilícita,
contraria total y completamente a la ética y a cualquier tipo de cuestión
moral. No es nada menos que un delito en el cual se trasgreden todo tipo de
derechos inherentes a la persona.
La trata de personas es un negocio muy antiguo en las que mujeres y
niñas han sido separadas de sus hogares y familias. Este tipo de acciones, como
la trata, atenta en contra de los derechos humanos, además de que son usadas
como “objetos sexuales” y no como dignos seres humanos.
Está claro que la trata de personas es un verdadero problema social
que comenzó a reconocerse a finales del siglo XIX, de igual manera, a finales
de este siglo se usaba el término trata de blancas ya que se hacía hincapié a
las mujeres que eran llevadas con fines de explotación sexual a países de Asia,
Europa y África, es de ahí el término trata de blancas, ya que eran solamente
mujeres blancas; sin embargo, este término es incorrecto, el término correcto
es trata de personas. Después de la segunda guerra mundial, se hizo más que
evidente que, el negocio de la trata se había extendido por todo el mundo. En
la actualidad, este problema es mundialmente conocido y son millones las
personas que se ven afectadas por esta mafia.
En esta ocasión, este análisis se centrará en el negocio de la trata
en las últimas décadas. De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas para
el Control de las Drogas y la Prevención del Delito (ONUDC), México es un país
de origen, tránsito y destino de la trata de personas en cuestiones de
explotación sexual y trabajo forzado (CNDH, 2012) que tiene como raíz la
impunidad y la corrupción del mal gobierno que maneja el país mexicano.
Palabras clave (Key words):
Trata de Personas,
Libertad, Dignidad, Transgresión, Valores, Moral, Explotación, Esclavitud,
Lesión, Voluntad, Acción, Elección, Decisión, Felicidad, Justicia social,
Crimen, Mafia, Bienestar imparcial, Igualdad, Derechos Humanos, Desarrollo
sostenible, Maltrato, Violencia, Impunidad, Corrupción, Negocio.
Desarrollo:
Bajo esta introducción, y siguiendo el mismo orden de ideas,
continuaré a desarrollar el ¿por qué? Es tan significativa, social y
éticamente, esta conducta. Lo primero que se debe tomar en cuenta es el
principio que ataca directamente la trata de personas; la dignidad.
La dignidad humana se ve
mermada y afectada con esta actividad de tal modo que destruye completamente la
esencia de la persona, nubla la libertad y además menosprecia y degrada a la
mujer como persona y como parte de una sociedad. Así mismo, “enaltece” al
hombre, de manera implícita hace ver a la mujer como el “sexo débil” y además
trasgrede cualquier vestigio de igualdad. La dignidad de una persona que es
víctima de la trata es pisoteada a un nivel extremo ya que es tratada como un
mero medio y no como un fin, porque es obligada a hacer cosas que ella no
elige, es decir, se destruye por completo la autonomía de la persona, y cuando
esto sucede, la dignidad de la persona igual se destruye, entonces es cuando
sabemos que el acto de la trata es completamente inmoral afectando a la
felicidad de la persona. Antonio Santos Ceja Medina, en su ensayo “La trata de
personas y sus implicaciones éticas” señala: “Ningún ser humano, - sea hombre o
mujer, niño o niña – tiene mayor valor sobre el otro, ya que cada uno de
nosotros posee derechos y cualidades que nos hacen tan importantes como los
demás, haciendo que nuestra vida como individuos sea de igual importancia que
la de nuestro prójimo. Siguiendo esta premisa, se puede decir que las mujeres
no deben ser consideradas de menor valor o importancia que el hombre, y que
deben ser respetadas en toda su humanidad como si se tratara de cualquier ser
humano” (Ceja, 2015). Lo cual precisa
ser bastante adecuado al tema, ya que, no pueden ser considerados como cosas ni
objetos sin valor, ya que se estarían anulando los valores y la dignidad de
este grupo social.
La trata de personas no es
solamente un ilícito penado por las leyes del país, sino que también es un
trastorno y una enfermedad que atañe a la sociedad, un mal que parece ser
incurable ya que, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el
Delito, UNODC por sus siglas, se tienen 2.5 millones de víctimas identificadas,
pero por cada una de ellas, se estima se tienen otras 20 sin identificar aún.
Se tienen también registrado que dos terceras partes del total de víctimas de
la trata de personas son mujeres, lo cual hace a la trata de personas la trata
con mayor incidencia a nivel mundial, de las cuales, en su mayoría, son
explotadas con fines sexuales, tal como la prostitución. Y desgraciadamente,
esto no es lo peor del tema; 32 billones de dólares es el estimado del valor
del negocio a nivel mundial, lo cual lo convierte en una de las mayores fuentes
de ingresos del mundo, y esto, claramente, motiva, y a su vez corrompe, a más y
más personas.
La información del párrafo
anterior es un claro ejemplo, por así decirlo, de la desigualdad. A lo que se
está tratando de llegar es cómo el mundo ve a la mujer: como objetos. Los
números no mienten, son millones las víctimas, y lo peor de todo es que la
mayor cantidad de estos números son mujeres. Cuando me refería a desigualdad en
este tema uno se refiere a la desigualdad en cuanto a felicidad. Son muchísimas
las mujeres que son condenadas a sufrir estos castigos, que no solo son de
explotación sexual, sino que también esclavitud. Entonces, ¿dónde está la
desigualdad? Mientras que las víctimas mujeres son aprehendidas, secuestradas,
violadas y objetivadas son los hombres los que se quedan con la ganancia sin
siquiera sufrir un solo rasguño. Utilizan a la mujer como medio para conseguir
grandes cantidades de dinero, destruyen su dignidad. Ahí está la desigualdad.
Claro está, del mismo modo que en la dignidad, la libertad también
es transgredida en todos sus niveles. Según Raúl Gutiérrez Sáenz, en su libro
Introducción a la Ética, la persona dotada con libertad se convierte en el
verdadero autor de su conducta, la cual, es determinada por este mismo en base
a sus conocimientos, valores y experiencias anteriormente asimiladas, y que
cuando la libertad no se da, o se da en forma disminuida, el sujeto que actúa
impelido por otros factores, circunstancias o personas, ya no puede llamarse el
autor auténtico de su propia conducta (Sáenz, 2009, 83). Esto es, en
definitiva, lo que encuadra perfectamente en el tema de la trata de personas;
una conducta basada en amenazas, violencia física y emocional y un sinfín de
necesidades económicas, aunadas a extorsiones, chantajes y mentiras. Por lo que
se infiere que, las víctimas de este delito, no son verdaderas creadoras de sus
vidas, sino que simplemente son actrices dirigidas (y obligadas) a participar
en un rol, del cual es imprescindible su participación.
Por la misma razón es que se debe tomar acciones contundentes ante
esta problemática, ya que no es solo el hecho de que vaya en contra de la
persona, sino que, además viola todos los principios generales de la vida
humana.
Para Fernando Savater, en su libro Ética de urgencia, ser libre
significa tener la posibilidad de escoger entre las distintas posibilidades,
partir de la amplia gama de actos y actividades propias del ser humano, y esto,
a pesar de que en ocasiones dependemos de las circunstancias de donde partimos,
ya que nadie decide de donde partir, pero bien, desde donde empecemos, debemos
de elegir con lo que tenemos (Savater, 2013, 85 y 90).
Desgraciadamente, no se logra concebir como es que una víctima de la
trata podría comenzar a “elegir” con lo que tiene, ya que, de poder hacerlo, no
se contemplaría dentro de esta esclavitud. Es ahí donde radica el gran
problema, la cuestión de la libertad, que es inherente al ser humano, se pasa
por alto, lo cual conlleva una esfera de incerteza e inseguridad hacia la
persona, ya que pierde lo que forma su esencia; la capacidad de tomar
decisiones propias. Es ahí cuando nos damos cuenta que una persona que es
“esclava” no tiene ni la más mínima libertad. Estas personas sufren cosas
horribles diariamente, en contra de su voluntad, y esto afecta directamente a
su bienestar y felicidad.
Jean-Paul Sartre decía: “El hombre está condenado a la libertad.” Lo
cual me parece poco elocuente aplicado a esta grave actividad, ya que, se
precisa una “condena” que prácticamente se vuelve nula para las personas,
específicamente para efectos de este ensayo para las mujeres, ya que ellas
están condenadas a todo excepto a una libertad. Y no es que el ser humano se
encuentre como tal, bajo una figura de “condena”, sino que explica de manera
tácita que es una cualidad irrenunciable para el ser humano, pero la cuestión
presente, es la problemática que existe a esa supuesta “irrenunciabilidad” que
se ve ampliamente superada por la lesión grave a la libertad. Siguiendo esto,
se puede dar alusión a los Derechos Humanos, que son esos derechos que todos
los humanos poseemos por el simple hecho de ser un ser racional y estar vivos,
ser humanos. Estos derechos se dictan a partir de la dignidad humana, y como
hemos descrito el trabajo de la trata de personas apaña esta de una manera
impresionante, así que, de igual manera, victimizar a una persona (en estos
casos comúnmente mujeres) es arrebatarle esos derechos que por el simple hecho
de nacer obtuvieron, ya que se está acabando con su libre albedrío.
Plenamente se debe plantear un rechazo contundente ante esta
situación lamentable que se vive en la actualidad, tanto en el país como a
nivel mundial, ya que no solo atañe a nuestra nación, sino que nos golpea como
globalidad.
Como Peter Singer en su obra Compendio de Ética comenta, que la
sexualidad y su libre disposición dada de siglos atrás, aborda de manera
concreta que desde la antigua Grecia, la sexualidad comprendía una dualidad en
cuanto a su concepción; y la que más se adecua al tema central de este ensayo
nos aclara que el ascetismo es aquella doctrina que recomienda el
distanciamiento y la libertad de la pasión sexual, y en su caso, subordinar el
deseo sexual a la razón, lo cual, mediante esta práctica, de trata de personas,
es prácticamente imposible hacerlo, ya que las víctimas de ello no son capaces
de subordinar, ni siquiera de decidir racionalmente sus encuentros sexuales,
siendo así, una imposición clara a su capacidad de elección mediante la
subordinación a la razón (Singer, 2010, 433).
Lo anterior se relaciona con la capacidad de decisión, elección y
raciocinio, pero en un sentido ético un poco más profundo, afecta de manera
directa a la voluntad y al yo, y a todo aquello que conlleva la voluntad y la
capacidad de “querer” los actos que se realizan. Leonardo Polo habla sobre una
relación voluntad-yo, la cual, resulta imprescindible dentro de un sano
crecimiento personal. En su obra Lecciones de Ética, establece que la voluntad
del poder se adecúa con el Yo, y solamente con él, y aunque pareciera
paradójico el hecho de que se adecúe con una subordinación, solamente el Yo que
“quiere” es el Yo con el que se encuadra el acto (Polo, 2013, 99). Por tanto,
podemos deducir que no solamente se ve afectada la voluntad, sino se atenta de
forma directa contra el Yo y la capacidad de éste de poder “querer” algo, lo
cual, en lo personal, me parece una forzada traición de una persona contra sí
misma.
Pero de forma puntual, también considero que el hecho de que la
voluntad se adecúe a lo que el Yo quiere, no siempre es lo mejor, lo ideal o
siquiera lo correcto, ya que también debemos tomar en cuenta el bagaje cultural
que una persona tiene. Es decir, no por el hecho de que la libertad sea lo que
la voluntad quiere, significa que sea lo preciso de hacer, sino que se debe
tener un conocimiento (gnosis) de lo que es correcto, bueno o indicado para
hacer. Una acción no puede ser querida como tal por el simple hecho de que mi
voluntad la quiera, sino que debe ser adecuada o útil para la vida en cuestión.
Para poder entender un poco más de esto, me remití a la obra Ética de Romano
Guardini, donde habla de “La acción”, en la cual abarca que la relación de la
conducta ética con las facultades de conocer y de decidir libremente, no se
puede disociar de estas últimas, ya que, cuando no existe dicho conocimiento,
no se puede captar la esencia o el sentido de lo que se hace, lo cual implica
no tener noción de las virtudes morales, o de saber si lo que se hace por
“querer” es bueno o malo. Una vez que se piensa en hacer algo, se tiene que
transformar a la realidad por consecuente, lo cual hace la relación de la ética
con la acción (Guardini, 1999, 120). Aplicando esto al problema de la trata de
personas, quiere decir que, así como en la mayoría de los casos de trata de
personas, el fin último es la explotación sexual, existen también
problemáticas, como la prostitución misma, las cuales no son forzadas por un
tercero ajeno a la relación, sino que son “queridas” por las personas mismas
que intervienen en la venta de su cuerpo; esto claramente, quiere decir que, no
porque su voluntad se haya adecuado a su Yo, y no haya habido implicaciones
externas que fungieran como factores en la decisión de la acción, significa que estén bien o sean
correctas, sino todo lo contrario, ya que, atacan a la misma dignidad y
libertad humana, solo que la falta de conocimiento o la misma ignorancia, han
orillado a eso a la persona.
Ahora bien, si una mujer vende su cuerpo y no tiene otra opción
tiene que estar involucrados ciertos factores externos, tal vez el grado de
educación, la falta de oportunidades, o bien la si son obligadas como lo hemos
estado discutiendo con la trata de personas.
Creo firmemente que un libre albedrío, sumado a una buena voluntad y
un conocimiento amplio de las consecuencias y antecedentes de las acciones, son
la única forma de llevar a cabo una buena toma de decisiones, lo cual no solo
implica factores dentro de mí, sino que, con ayuda social se logre otorgar
estas 3 primeras a todas las personas a nivel mundial, especialmente a las
víctimas de la trata de personas, ya que, solo así se lograría erradicar el
problema de raíz.
Conclusiones:
Por ende, la trata de personas no solo es relevante por ser una
violación a derechos humanos, o por ser un delito penado por la legislación
nacional, sino por todo aquello a lo que conlleva con su práctica. Afecta a la
persona en todos sus niveles, tanto internos como externos, siendo los primeros
la violación de preceptos éticos y esenciales para el libre desarrollo de las
personas. En este tema, la dignidad se ve pisada, la libertad anulada y la
voluntad olvidada, lo cual, en suma, hace que como persona se denigre la
calidad más sencilla; la del ser humano.
Esto no resulta ser lo más
preocupante, no tanto como el hecho de que en su mayoría son mujeres las
principales afectadas, lo cual, si anteriormente ya estaban vistas como
vulnerables o como blancos comunes de la sociedad, este tipo de prácticas y
situaciones lo reafirman, dejándolas en estado de indefensión ante tales
problemáticas.
Si bien es cierto que
recientemente, en el ámbito político, específicamente en el poder legislativo,
se han buscado propuestas o alternativas para castigar esta situación de manera
más radical, buscando conseguir la baja de estas actividades, no resulta
suficiente para lograr erradicar esta problemática, ya que, no solamente se
trata de crear una cultura de castigo, sino consiste en crear una cultura de
prevención, educando desde casa a las personas, para con ello, crear un
conocimiento y un criterio objetivo ante dicha situación.
Así mismo, las afectaciones
éticas o internas no son las únicas, sino que también resulta importante
abarcar las lesiones externas o físicas, que también son lesivas de la dignidad
humana, y sobre todo de la dignidad y el valor de la mujer.
“Regular la
prostitución, es legitimar la esclavitud”- Secretaría Federal de la Mujer.
En cuanto al proyecto del semestre me ha servido para darme cuenta y
reflexionar acerca de la pobre situación que vive México en cuestiones de
desigualdad de género y violencia en contra de la mujer, y que, a diferencia de
otros países, México es un país culturalmente machista. La elaboración de este
proyecto me sorprendió y gustó mucho ya que conocí nuevos lugares, nuevas
personas, pero sobre todo conocí muchos problemas por arreglar, principalmente
en el transporte público. Al hacer las entrevistas lo primero que pude
percatarme fue que las personas que usaban este tipo de transporte eran para
ahorrar económicamente, por lo que supuse podrían ser de diferentes clases
sociales o económicas.
Al entrevistar a la gente en la parada de autobús de Tonalá nos
dimos cuenta de muchas cosas: La mayoría de las mujeres entrevistadas han vivido
o han visto casos en de acoso sexual, violencia, etc.… En el transcurso del
viaje en autobús. Como resultado a estas agresiones por parte de los hombres
hacia ellas ¿Qué han hecho ellas? Bueno, algunas si han denunciado, y otras, ni
si quiera saben cómo. He aquí el grave problema de la justicia social ya que
algunas se quedan calladas por miedo, u otras simplemente piensan que las
autoridades no les ayudarán (cosa que puede llegar a ser cierta en nuestro
país). Otro aspecto a tratar que ya lo hemos estado viendo es que si los
hombres acosan (manoseos, manipulación de genitales, fotos, etc.…) a las
mujeres en el transporte público es porque las ven como objetos, debido al
machismo cultural que se vive en nuestro país, entonces si las ven como objetos
las ven como mero medio, no como un fin. Por lo tanto, se está denigrando la
dignidad de las mujeres cuando son acosadas en el transporte público.
Algo que me impactó en verdad fue que aun que ya habían visto, o
sufrido acoso en el transporte público ellas lo seguían usando, o simplemente
no cambiaba su perspectiva de ver el transporte público cualquiera que hayan
usado. Esta situación me molestó porque me puse al pensar y supuse que ellas ya
lo ven como algo normal, el hecho de que las acosen, las manoseen, o lo que
sea. O quizá simplemente no hacen nada por lo mismo, no saben cómo
enfrentarlos.
Referencias:
* Bibliografía básica (5 artículos científicos sobre
ética o libros sobre ética):
Saenz, R. G.
(2009). Introducción a la etica. Mexico: Esfinge.
Savater, F.
(2013). Etica de urgencia. Barcelona: Círculo de lectores.
Polo, L. (2013).
Lecciones de ética. Pamplona: EUNSA, Ed. Universidad de Navarra.
Singer, P., Rubio,
J. V., & Vigil, M. (2010). Compendio de ética. Madrid: Alianza Editorial.
Guardini, R.
(1999). Etica: Lecciones en la Universidad de Munich. Madrid: Biblioteca de
Autores Cristianos.
* Bibliografía complementaria (fuentes no
científicas):
Ceja, A. (2015). La trata de
personas y sus implicaciones éticas. Acción ciudadana ITESM Guadalajara.
Recuperado de: http://accionciudadanatec.blogspot.mx/2015/05/la-trata-de-personas-y-sus.html
CNDH. (2012). La
trata de personas. México: D.R.
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