lunes, 13 de noviembre de 2017

Violencia psicológica hacia las mujeres

 María Luisa González Guerrero

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Violencia psicológica hacia las mujeres

Desde épocas antiguas, la violencia psicológica hacia las mujeres ha sido una problemática vista como algo natural. Con castigos y groserías, se consideraba que el hombre tenía derecho a “corregir” a la mujer, era parte de su deber como cabeza de familia. Hoy en día, cada vez son más las secciones de la población que la consideran intolerable, tal y como lo demuestra un estudio realizado por la Unviersidad Católica Boliviana que afirma que “a diferencia del estudio realizado por UNICEF en 2006, 41% de los participantes admitió haber sido víctima de violencia, lo que puede implicar un mayor reconocimiento en la actualidad de que ciertos actos en la relación de pareja que antes se consideraban normales constituyen actos de agresión” (García, Wlodarczyk, Reyes, San Cristóbal, Solar, 2014, p. 258). Sin embargo, esta problemática sigue vigente, pero ahora como algo que las parejas mantienen en secreto o un asunto que debe ser tratado en casa. En términos científicos, entendemos la violencia piscológica como todo acto de “…hostilidad, expectativas abusivas, intimidación, devaluación y conductas amenazadoras (Ledesma, Kumul, 2013, p. 77). La postura de este ensayo es en contra; esta práctica atenta contra la dignidad de la mujer, su búsqueda de la felicidad encuentra más trabas y su libertad podría estar condicionada.
Aunque cada vez es más común ver a mujeres formar parte de la sociedad económicamente activa logrando proveer bienes para la familia, la violencia psicológca es un problema que sigue presente en millones de hogares de nuestro país. La cultura patriarcal es una realidad que sigue vigente, sobre todo en familias con índices de pobreza elevados. Las esposas están condenadas a obedecer y administrar el hogar con aquello que el esposo pueda proveer. Hasta hace pocos años se relacionaba la violencia psicológica solamente con parejas heterosexuales, sin embargo, hoy abordamos una nueva perspectiva: se habla ya no solo de una violencia psicológica entre parejas heterosexuales, sino en homosexuales (para fines de este ensayo, se abordará solamente el tema de las parejas lésbicas hablando en términos de parejas homosexuales).

La metedología que se seguirá para defender esta postura será primeramente de investigación, resaltar los problemas y causas asi como abordar el problema ético que representa y proponer alternativas que pudieran ayudar a mejorar la situación.

Palabras clave
Violencia psicológica, pareja, dignidad, libertad, felicidad, respeto, violencia contra las mujeres, bienestar, derechos humanos de las mujeres.
Contenido
Primero, es necesario saber cómo es que a violencia psicológica comienza abrirse paso en las relaciones de pareja. La violencia psicológica  constituye un problema social de gran relevancia debido su magnitud, y por las consecuencias que puede tener (Poo y Vizcarra, 2008). Esta violencia comienza habitualmente desde las primeras etapas del noviazgo o en las primeras etapas de la vida en común, para luego ir aumentando, tanto en frecuencia como en intensidad con el paso del tiempo (García, Wlodarczyk, Reyes, San Cristóbal, Solar, 2014, p. 246). La mujer lo podría considerar como algo “tolerable” o una especie de “juego” en el que las palabras hirientes se toman a manera de broma, sin embargo, las palabras pueden transformarse en gritos, las bromas en insultos directos e incluso en golpes. Las víctimas de violencia psioclógia muchas veces no logran ver la gravedad de la situación o buscan evitar el conflicto, pues buscan el bienestar de la familia en general incluso colocándolo antes que el suyo. Al tratarse de una cuestión psicológica, resulta difícil encontrar un parámentro para medir el nivel de gravedad de la violencia, sin embargo, es evidente que la dignidad de la mujer se ve afectada pues los hostigamientos pueden hacerla creer que su valor no es el mismo que el de otros miembros de la familia.
Son numerosas las causas de la violencia psicológica hacia la mujer, según un artículo publicado por la Universidad de Murcia las diferentes perspectivas teóricas consideran que la causa de la violencia hacia la mujer en las relaciones de pareja se sitúa en múltiples ámbitos. Estos niveles o ámbitos harían referencia a: 1) el individuo (desórdenes de personalidad, anomalías psicológicas, conductas adictivas de los maltratadores, etc.) (Dutton y Golant, 1997; FernándezMontalvo y Echeburúa, 2008; Murphy, Taft y Eckhardt, 2007); 2) la familia (graves problemas de comunicación, conflictividad en la relación, relaciones disfuncionales, ausencia de apoyo familiar, aislamiento social de la familia, etc.) (ver Holtzwortz-Munroe y Stuart, 1994, para un análisis; Huang, Zhang y Cao, 2007; Zhao, Zhang, Li, Zhou y Li, 2008); y 3) social (por ejemplo, sociedades machistas, tolerancia social del uso de la violencia, norma de privacidad familiar, actitudes sociales sobre la violencia hacia la mujer en las relaciones de pareja, etc.) (Gracia y Herrero, 2007; Herrero y Gracia, 2005; Strauss, Kaufman y Moore, 1997)” (Torres, Lemos-Giráldez, Herrero, 2013, p. 10). Es necesario enunciar también las consecuencias que pueden existir dentro de un ámbito de violencia en pareja, según el Banco Internacional de Desarrollo (BID) los costos de la violencia en pareja se dividen en categorías, las cuales son: costos directos; gastos debido a la asistencia psicológica y médica. Gastos ocasionales por las prestaciones de la policía, el sistema judicial, penal, así como costos de servicios sociales. Costos no monetarios; mayor incidencia de estados patológicos, aumento de crecimiento de la mortalidad a causa de suicidios y homicidios, mayor tasa de dependencia a bebidas alcohólicas y a estupefacientes, trastornos emocionales y del comportamiento (López, L; Apolinaire, J, 2005, p. 4).
Desde un punto de vista médico, encontramos que varios casos de violencia contra la mujer tienen mucho que ver con las condiciones psicológicas del hombre, tal y como lo menciona un artículo publicado por la Universidad de Murcia que afirma que “…los hombres violentos suelen presentar carencias psicológicas, déficits cognitivos, desórdenes de personalidad, consumo abusivo de alcohol y drogas, pensamientos distorsionados sobre la inferioridad de la mujer, baja autoestima, dificultad en la comunicación y en la expresión de sus emociones, falta de control de impulsos y una estrecha relación entre la severidad de la violencia y el control de la ira (Dutton y Golant, 1997; Murphy, Taft y Eckhardt, 2007; Echeburúa y Redondo, 2010)” (Torres, Lemos-Giráldez, Herrero, 2013, p. 10). Sin embargo, es necesario afirmar que independientemente de la sexualidad de las parejas, la violencia psicológica es una realidad que atenta continuamente contra la dignidad, la felicidad y la libertad de las mujeres.
Específicamente en parejas del mismo sexo, la violencia psicológica resulta un tema tabú pues exite escasa información de la vida de las parejas homosexuales. Puesto que es un tema de reciente interés y no existen grandes muestras que sean representativas de la población, son muchas las personas homosexuales que se rehusan a participar en estudios por temor a ser estigmatizados o victimizados. En ese sentido, la homofobia refuerza el tabú de la homosexualidad e impide que innumerables gays y lesbianas “salgan del clóset” aportando buenas razones para mantener escondida la violencia que se da en sus relaciones de pareja” (Ledesma, Kumul, 2013, p. 78). Específicamente en parejas lésbicas, la Revista Latinoamericana de Medicina Conductual  afirma que la violencia en parejas lésbicas se caracteriza por la presencia de fenómenos como la vergüenza, los celos, ganar el control y poder sobre la pareja (Ledesma, Kumul, 2013, p. 78).
Encontramos que además de ser un daño a nivel emocional para la víctima, resulta un atentado para muchos otros aspectos de su vida  “…en lo que refiere a sus efectos sobre la salud física (heridas, fracturas, embarazos no deseados, asma, síndrome de irritación intestinal, etc.) como psicológica (trastornos de ansiedad, disfunciones sexuales, insomnio, baja autoestima, abuso de sustancias o sentimientos de culpa se encuentran entre los efectos psicopatológicos más habituales). Sin obviar, por supuesto, resultados fatales como los suicidios, homicidios o la mortalidad materna” (Torres, Lemos-Giráldez, Herrero, 2013, p. 9).  Al ser un tipo de violencia no física, es más difícil de detectar y a menudo ciertos comportamientos que no deberían de darse en una relación sana se asumen como parte de la normalidad. Ahora bien ¿cuál es el problema ético que crea la violencia piscológica? La violencia constituye un forzamiento de la autonomía. El autor James Rachels menciona que atententar contra la autonomía es vulnerarla, pues se podría obligar a la mujer a realizar una tarea incluso cuando ella no desea realizarla. (Rachels, 2006, p. 21). La dignidad humana de la mujer es uno de los factores que más se ve afectado, ya sea porque su pareja ejerce un control sobre los gastos que hace o si la mujer debe pedir dinero para obtener algún bien para el hogar, hasta tomar decisiones en cómo debe o no vestirse la antes de salir de casa. En su libro de Introducción a la vida moral, Rachels menciona al filósofo Kant, quien afirma que una persona debe ser tratada como un fin y no como un medio (Rachels, 2006, p.20). Al violentar verbalmente se le priva de cualquier forma de respeto. Las decisiones en cuanto a su proyecto de vida se ven influenciadas por los intereses de su pareja sin tomar en cuenta si los deseos o metas de la mujer de verdad podrían cumplirse. En este ámbito, nos damos cuenta de que la felicidad de la mujer se ve comprometida, pues las barreras que le impiden lograr sus metas comienzan desde su hogar. Por último, su libertad es otro factor importante que ve comprometido pues la toma de decisiones que podría ejercer como persona autónoma es revocada por su pareja y ser este o esta mismo/a el que decida por la mujer.
La violencia psicológica es también conocida como la antesala de la violencia física. Sin embargo, tomando consciencia de que esta problemática es una realidad que puede ser prevenida, podría reducirse considerablemente. Un punto muy importante para resolver esta problemática es la autovaloración pues “tiene un papel decisivo para la expresión afectiva de las necesidades y motivos que forman las tendencias orientadoras de la personalidad. Está entre los mecanismos fundamentales que posibilita la autorregulación consciente por parte del hombre, de su actividad y su conducta” (López, L; Apolinaire, J, 2005, p. 37). Si una mujer aprende a autovalorarse desde temprana edad, logrará desarrollar en sí misma las herramientas necesarias para identificar cuando su autonomía podría estar siendo comprometida o no. Es necesario que tanto la familia como las escuelas tomen las medidas necesarias para crear tanto en casa como en los programas educativos, enseñanzas que harán que niñas y jóvenes desarrollen esta autovaloración pues solo así podrán defender su persona con decisiones fundamentadas y ser capaces de identificar cualquier signo de violencia psicológica en sus parejas. Otra factor importante es la desnaturalización de esta problemática, evitando que se vuelva un asunto que deja ser escondido o tratado en casa,  pues como menciona la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos “se reconoce que las mujeres víctimas de la violencia conyugal, demoran de 5 a 10 años en decidir la ruptura con la pareja, lo que hace suponer que, en esta área de su vida, en ellas está presente la cualidad de la indecisión en la regulación de su conducta” (López, L; Apolinaire, J, 2005, p. 40). Es necesario que la mujer esté conciente de que existen organismos que pueden apoyarla y asesorarla en caso de sufrir algún signo de violencia psicológica antes que sea demasiado tarde.


Conclusión
            En conclusión, podemos afirmar que la violencia psicológica hacia las mujeres una problemática que sigue vigente y no solo es un asunto de parejas heterosexuales. Es una realidad que debe dejar de ser vista como algo que debe ser escondido o un asunto a “tratar en casa” y comenzar a generar soluciones que nos ayuden a evitar que más mujeres sean víctimas de algo que posteriromente podría incluso llevarlas a acabar con su propia vida, que ayuden a abortar la hostilidad provocada tanto por acontecimientos externos a la relación como por procesos relacionales (Cáceres, 1996)” (Áceres, 2004, p. 50). La autovaloración es un factor determinante para que las mujeres puedan aprender a identificar cuando las palabras ya se convierten en un arma. Es vital desarrollar una autovaloración, pues solo asi podrán ejercer su autonomía, evitar que su dignidad se vea comprometida y aprender a actuar ante una situación que si bien no tiene evidencias físicas, puede llegar a desarrollarlas e incluso podría tener consecuencias mortales.

Segunda conclusión (reflexión ética VMTP)
            Como alumna foránea, he tenido la fortuna de poder contar con un carro propio, además de vivir cerca del campus, por lo que nunca me he visto en la necesidad de utilizar el transprote público en la ciudad. Durante la etapa de investigación y posteriormente realizar las encuestas, me di cuenta de lo afortunada que soy por poder contar con un transporte privado y de la realidad que día con día millones de personas tienen que afrontar. Al escuchar los testimonios, me di cuenta de que el transporte público de la ciudad es deficiente, pero eso no significa que las cosas no puedan cambiar. Puedo afirmar que la sociedad está abierta al cambio, pero es necesario que las insituciones gubernamentales apoyen al bien de los ciudadanos. Propuestas como una mejor iluminación, que más mujeres puedan ejercer como conducturas me parecen soluciones viables, pero esto convencida de que el cambio debe empezar de raíz.
            En la clase de ética aprendí sobre la dignidad humana, la autonomía, el resperto,  DDHH, y otras tantas categorías que al tener un transporte público deficiente, se ven afectadas sobre todo en la población femenina. Palabras obscenas, toqueteos e incluso violaciones son consecuencias que son una realidad para millones de mujeres. Al realizar las encuestas, pude observar como muchas preferian buscar si bien no un lado positivo, una forma de aliviar el dolor que conllevaba el tener que vivir estas situaciones de manera cotidiana. Considero intolerable que estas actividades sean ya consideras como algo normal. Educar a la población no a defenderse, sino a no hacerlo es vital para que nuestra ciudad y nuestro país puedan progresar, pues solo así podremos salir de la ola de violencia que invade nuestras calles.

Referencias

Áceres, J. Violencia física, psicológica y sexual en el ámbito de la pareja: papel del contexto. (2004). Clínica y Salud, vol. 15, núm. 1, pp. 33-54 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid Madrid, España. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180617820002
García, F; Wlodarczyk, A; Reyes; A; San Cristóbal C; Solar, C. (2014). Violencia en la pareja, apoyo social y bienestar psicológico en adultos jóvenes Ajayu. Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología de la Universidad Católica Boliviana "San Pablo", vol. 12, núm. 2, agosto, 2014, pp. 246-265 Universidad Católica Boliviana San Pablo La Paz, Bolivia. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=461545458005
Ledesma, C; Kumul, N. (2013) Escala para identificar la violencia psicológica en parejas lésbicas. Revista Latinoamericana de Medicina Conductual / Latin American Journal of Behavioral Medicine, vol. 3, núm. 2, 2013, pp. 77-84, Sociedad Mexicana de Medicina Conductual A.C. Distrito Federal, México. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=283041040005
López, L; Apolinaire, J. (2005). Violencia contra la mujer: su dimensión psicológica MediSur, vol. 3, núm. 2, 2005, pp. 39-81 Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos Cienfuegos, Cuba. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180020163003
Rachels, J. (2007). Introducción a la filosofía moral. México. Fondo de la Cultura Económica.

Rodríguez, M; Fonseca, A; Puche, J. (2002). Características psicológicas de los hombres que ejercen violencia conyugal: un estudio en Bogotá D.C. Revista Colombiana de Psicología, núm. 11, pp. 91-98 Universidad Nacional de Colombia Bogotá, Colombia. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180617820002

Torres, A; Lemos-Giráldez, S; Herrero, J. Violencia hacia la mujer: características psicológicas y de personalidad de los hombres que maltratan a su pareja. (2013). Anales de Psicología, vol. 29, núm. 1, enero, pp. 9-18 Universidad de Murcia Murcia, España. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=16725574002


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