Sebastián Cedeño González
A01227809
Dicotomía
Falaz: El dilema de los roles de género
Introducción
La desigualdad de género es un problema que ha
existido desde el inicio de la humanidad (Balter, 2015), y siglo con siglo, la
existencia del problema se acentúa cada vez más. Y aunque todavía existen
países que tratan a la mujer como un ser inferior (Islamic Sharia Law, s.f.),
el debate que debe hacerse sobre el tema va más allá de estos; que algunos
países denoten más la desigualdad de género que otros, no significa que ésta no
exista en sociedades más avanzadas; en la mayor parte de las sociedades
occidentales se tienen leyes que sirven para ayudar a la igualdad de género de
una manera formal y sustantiva, buscando que tanto hombres como mujeres sean
iguales ante la ley. (Postigo, 2016) A pesar de todo esto, existe un mayor
problema, y es que los roles de género todavía juegan un gran papel en la
sociedad, los roles de género son preconcepciones sociales que fomentan el
desarrollo de estereotipos entre hombres y mujeres. Los roles de género afectan
tanto en lo laboral como en lo social; influyen en la toma de decisiones de
vida de cada individuo. Pueden ser la raíz de uno de los problemas sociales más
notorios en la actualidad.
El género masculino es
conocido como el género que tiene toda la ventaja, mientras al género femenino
se le atribuye la desventaja social; pero lo interesante es ver cómo los roles
de género ayudaron a generar dicha situación social. Existen argumentos que
afirman o refutan la idea de que el hombre tiene ventaja sobre la mujer; pero
la mayoría de estos terminan surgiendo del tema de los roles de género, que van
de la mano con los estereotipos de género; los estereotipos de género son
normativas que se forman que se forman sobre las personas de acuerdo a su
nacionalidad, posición social, profesión, situación económica, y especialmente
su sexo (Ramírez, Villaseñor, del Refugio, Ocampo, Mendoza,
Romo, Alcántar, Pelayo, 2014, p. 14); los roles son las funciones, los
estereotipos son lo que se “debe ser”, por eso, los estereotipos de género
son los causantes de la desigualdad entre hombres y mujeres. Los roles de
género son uno de los obstáculos que tiene la sociedad para poder progresar; si
no se elimina la idea de que los hombres y las mujeres nacieron para cumplir
papeles inherentes y distintos, no se podrá alcanzar la igualdad de género.
Los estereotipos de género crean ideas en la
sociedad que pueden volverse atentados contra la dignidad de cada individuo; si
cierto individuo no es capaz de cumplir su función, se le verá como menos
valioso; en otras palabras, si un hombre no es lo suficientemente masculino, o
una mujer no es lo suficientemente femenina, se le menospreciará y juzgará.
Estos roles afectan a todos, ya sea positiva o negativamente; la escala en que
alcanzan los roles de género es mundial, no importa en que parte del mundo se
busque, la mujer nació para llenar una función, y el hombre otra. Y si se
planteara, de manera hipotética, que la mayor parte de las personas no tienen
problemas con el rol que tienen que llenar y que sólo una minoría tuviera
conflicto con los roles de género, estas últimas no podrían sentirse como
humanos completos, por ende, no estarían recibiendo la dignidad que por derecho
deben de tener, de acuerdo con el primer artículo de la Declaración Universal
de Derechos Humanos (ONU, 1948).
Palabras Clave (Key words):
Roles de género, Desigualdad de género,
Masculinidad, Discriminación, Derechos Humanos.
Desarrollo
La sola naturaleza de los estereotipos de
género trae consigo beneficios y desventajas. Las problemáticas que brindan son
tan amplias, pues dichos roles siempre estuvieron y están presentes en todas
las civilizaciones, son los causantes de actos horribles como la ablación del
clítoris en varias culturas africanas (Gómez-Robledo, 2015); los que causan que
en el Medio Oriente, las mujeres sean básicamente ciudadanas de segunda clase
(Islamic Sharia Law, s.f.); los que establecen que en algunos países los
hombres deban cumplir un servicio militar obligatorio, que eventualmente los
puede llevar a perder sus vidas en un combate en el que ni siquiera se querían
ver envueltos; y muchos ejemplos más que existen para mostrar las injusticias
que causan los roles de género. Es sencillo reconocer los estereotipos de
género en la sociedad, pero difícil hablar de su origen, pues es confuso
entender y reflexionar de donde surgieron, y por qué siguen tan presentes; si
no se conoce, o por lo menos, entiende la raíz del problema, será muy difícil
de proponer una solución. Y no existe un mejor punto de partida que la psique
humana.
Parte de los conceptos generales que son
ciertos acerca de hombres y mujeres es que son diferentes biológicamente;
además de las diferencias físicas más obvias, también se pueden evaluar
aspectos en la mentalidad (sin tomar en cuenta el contexto social) de cada
género que puedan explicar por qué se generan roles para cada género, por qué
se ve al hombre como el que debe de ser proveedor, mientras la mujer debe ser
servicial. En el estudio realizado por Gartzía, Arizeta, y Balluerka se da a
entender que hay una diferencia en la mentalidad de cada género, “…las mujeres
tienden a mostrar puntuaciones superiores en las ramas de atención y expresión
emocional y los hombres en las ramas de regulación…” (Gartzia, Arizeta, y
Balluerka, 2012, p. 567) Los hombres tienden a tener una inteligencia más
relacionada con funciones, mientras que las mujeres tienden a ser más emocionales.
Un estudio realizado por Richar Lippa reafirma esto, al comparar a los hombres
y mujeres en las categorías conocidas como Cinco Rasgos, que son cinco factores
relativamente independientes: extraversión, amabilidad, escrupulosidad,
neuroticismo y apertura a experimentar. “La amabilidad y el neuroticismo son
los Cinco Rasgos que muestran la diferencia de género más grande. Con las
mujeres teniendo resultados más altos en estos rasgos. Las diferencias de
género en otros de los Cinco Rasgos fueron pequeñas por magnitud, pero las
mujeres tendieron a tener resultados más altos en todos los aspectos.” (Lippa,
2010, p. 1105)
A pesar de que ambos estudios hablan de las
diferencias de una manera más imparcial, ninguno realmente reflexiona sobre los
estereotipos de género. Un estudio realizado por Rocha Sánchez y Ramírez de
Garay ayuda a ir más a fondo, al hablar de cómo el tipo de inteligencia es
considerada positiva o negativamente de acuerdo con el género de la persona. “Las
diferencias son especialmente notorias en el caso del rol instrumental
caracterizado por conductas como llevar el control de la relación, que para las
mujeres se relaciona con la presencia autoeficacia, mientras que para los
hombres se relaciona con la falta de autoeficacia. Por el contrario, el rol
expresivo se relaciona con autoeficacia tanto en hombres como en mujeres.”
(Rocha Sánchez, Ramírez de Garay, 2011, p. 465) Aun así, el estudio también
decide no ir a fondo con lo que establece.
Habiendo puesto las
diferencias de una manera técnica, ninguno de los estudios pudo realmente
concluir la cuestión que es importante sobre los estereotipos de género. ¿Son
innatos o se inculcan? Si se mira a la manera en que los roles juegan en el
reino animal, se puede asumir que los roles de género son inherentes; se puede
ver que las funciones biológicas en los animales son el factor principal de
estos. Aunque cabe destacar que el rol que juegan el género masculino y
femenino varia de especie a especie; hay especies donde se podría considerar al
macho como el “dominante”, hay caso donde la hembra es la que juega el rol de
género superior, e inclusive unas donde realmente no se le puede designar el
título de superioridad a ninguno. (Enrique,
2012)
La diferencia entre los
humanos y los animales erradica en que los humanos desarrollan un nivel de
conciencia mucho más notorio. Muchas veces denominados como seres superiores,
se pensaría que, al desarrollar la conciencia, los roles de género actuarían de
manera diferente; no al grado de no existir, pero de una manera en que, si una
persona lo desease, pudiera trascender más allá de los roles de género sin
perder su rol esencial como persona en la sociedad. Pero la realidad es algo
muy diferente, los roles existen al grado en que en general tanto hombres como
mujeres tienen funciones específicas que creen deben de cumplir, despojándolos
de cualquier autonomía que puedan tener; definiendo la autonomía como la
capacidad que posee una persona de decidir cómo vivir su propia vida, sin sucumbir
a lo que dicen los demás, y tampoco a los instintos. (Cortina, 1996, p. 6)
Una investigación hecha en México por Aguilar
Montes de Oca, Valdez Medina, González-Arriata López-Fuentes, y González
Escobar en 2013 trató de investigar cuales son los estereotipos de género en la
cultura mexicana. “…múltiples culturas adoptaron una forma específica de
organización de la división sexual del trabajo. Según esta, le correspondió a
la mujer el espacio del hogar por su capacidad para gestar y amamantar a los
hijos debido al cuidado que estos requieren, se le asignó el tiempo en que era
imprescindible su presencia, e incluso más.” (Aguilar Montes de Oca, Valdez
Medina, González-Arriata López-Fuentes, González Escobar, 2013, p. 208)
Partiendo de esta tesis, se realizó la investigación de campo de varios
individuos, tanto hombres como mujeres, donde se les preguntó acerca de los
roles que se deben cumplir de acuerdo con el género. Los resultados fueron
Respecto
a la pregunta ‘A los hombres de mi país les toca ser y hacer’, los resultados
muestran 53% de concordancias entre hombres y mujeres, al indicar que a los
hombres les toca trabajar, ser responsables, ser padres, honestos, respetuosos,
profesionistas, estudiantes y amigos, mientras que difieren en 47% al indicar
los hombres que a ellos les corresponde amar, ser fuertes, ayudar, ser amables,
emprendedores, inteligentes y libres; las mujeres a su vez indican que a los
hombres les toca proteger, ser proveedores, apoyar, cuidar, ser fieles,
comprensivos y amorosos. (Aguilar Montes de Oca, Valdez Medina,
González-Arriata López-Fuentes, González Escobar, 2013, p. 212)
…en la pregunta “A las mujeres de mi país les
toca ser y hacer”, los resultados por sexo coinciden en 66% al indicar que a
las mujeres les toca ser trabajadoras, madres, responsables, profesionistas,
estudiantes, amorosas, amas de casa, emprendedoras, inteligentes y honestas.
Por el contrario, difieren en 37% ya que los hombres señalan que a las mujeres
les toca ser fieles, comprensivas, sumisas, amigas y amables, en tanto que
ellas refieren que a ellas les toca ser independientes, esposas, luchonas,
educadas y respetadas. (Aguilar Montes de Oca, Valdez Medina, González-Arriata
López-Fuentes, González Escobar, 2013, p. 213)
Lo interesante de la investigación es ver lo que hombres y mujeres
asumen sobre su rol de género, asumen que el otro género debe cumplir con una
función generalmente relacionada con el servicio, mientras rechazan la idea de
que su propio género es completamente responsable del otro. Los hombres
demandan dependencia por parte de las mujeres, mientras las mujeres demandan
hombres que las suministren y protejan. La dependencia de las mujeres puede
surgir de la idea que necesitan un hombre les provea lo que necesitan, y al
mismo tiempo este deseo se contradice considerando que una mayoría de mujeres
afirmó que les toca ser independientes. En su artículo, La construcción social de la masculinidad: poder, hegemonía y violencia,
Grollmus expresa de manera perfecta una frase que podría explicar el por qué
cada género tiene expectativas y demandas tan distintas, “…las desigualdades
entre hombres y mujeres no están originadas por una diferencia sexual
supuestamente natural, sino porque nos hemos encargado de sexualizar nuestros
cuerpos, nuestro espacio y nuestra historia en sistemas dicotómicos, como una
forma específica de ordenar la sociedad.” (Schongut Grollmus, 2012, p. 30)
Uno de los campos donde se destaca la
existencia de los roles de género es en el ámbito académico; se ve que las
mujeres estudian carreras que no brindan tanto estatus social, y por lo general
tienen que ver con el área de humanidades (principalmente educación y diseño),
mientras que los hombres eligen carreras que usualmente son mejor pagadas, como
las ingenierías. Los hombres también predominan en carreras como teología o
relacionadas con la música, pero usualmente estas no se ven como carreras
importantes, y se les relaciona con poco estatus social. Los roles de género
establecen que el hombre debe ser el que genere dinero para poder mantener una
familia, mientras que la mujer se encargue de cuidar esa familia; se puede
comparar esta afirmación con lo ya mencionado sobre las carreras que usualmente
son elegidas por hombres y mujeres. Es importante destacar los roles que toman
hombres y mujeres en el campo educativo, pues se pueden contrastar con los
roles que toman en la sociedad en general (Ramírez, 2016).
Claramente hay un rol de poder que el género
masculino está tratando de dominar. Es necesario destacar la masculinidad de la
feminidad cuando se habla de desigualdad de género, pues uno de los roles de
género involucra el que el hombre este en una constante búsqueda para ganar
estatus, pues esto dictan los roles de género. Entones, la búsqueda de poder
del hombre lo hace a su vez buscar superioridad, a costa del género femenino, e
inclusive de su propio género; esto lidia a una estructura en la sociedad donde
el hombre termina siendo beneficiado por su rol de género. (Fontela, 2008) “Las
bases de esta inequidad estructural entre los géneros son difíciles de
reconocer ya que a menudo aparecen como neutrales en cuanto a género refieren,
pero sin duda que no lo son, en tanto es posible evidenciarlo en los efectos
que producen.” (Schongut Grollmus, 2012, p. 30)
Los estereotipos de género van en contra de
conceptos que ya se discutieron, como la autonomía, los derechos humanos, y la
igualdad de género sustantiva. Pero también van en contra de la dignidad
humana, si se define como la cualidad que tienen todos los humanos, y que los
hace dignos de todo respeto. (Cortina, 1996, p. 16) Al verse a las personas por
su rol, se les está viendo como un medio, y no como un ser completo. Volviendo
a lo que decía el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos: todos los seres humanos deben ser tratados con respeto y dignidad.
Entonces los roles de género son un problema ético desde la perspectiva de la
dignidad, y derechos humanos.
Los roles de género no son algo completamente
malo; si surgen desde la naturaleza, debe ser porque sirven un propósito; y la
razón por la que se menciona esto, es que, para comenzar a lidiar y tratar de
brindar una solución a la desigualdad propiciada por los estereotipos de
género, hay que reconocer que erradicar los roles de género por completo no
puede ser una solución viable. Los roles están presentes en la psique humana a
un nivel tan profundo, que deben surgir de algo más allá de las construcciones
sociales. Habiendo dicho esto, la mejor solución recalca en la disminución de
los prejuicios sociales; las personas deberían trabajar de manera ardua para
poder decrementar cada vez más la idea de que se nació para cumplir un rol
específico en la sociedad, pues los seres humanos deben ser autónomos. Si una
mujer decide no ser madre, ser emprendedora, y tener un carácter dominante,
debería ser vista como mujer de la misma manera que una mujer que decida hacer
lo contrario; la misma lógica debe ser aplicada para los hombres. Los roles de
género son parte de un problema amplio y ambiguo que requiere una solución
amplia y ambigua.
Conclusión
Los estereotipos de género afectan de
diferentes maneras; privando a los individuos de alcanzar ciertos objetivos
debido a las preconcepciones sociales que establecen que hay roles ya
establecidos para hombres y mujeres, desatando una desigualdad social que
dificulta el que hombres y mujeres sean vistos como iguales; así, se atenta
contra la dignidad de las personas, pues son tratados de manera diferente
debido a su género, estableciendo que hay un género superior en diferentes
ramas de la sociedad, y por tanto uno inferior. También el hecho de que exista
una presión social para que cada género adopte cierto rol puede llevar a la
disconformidad, que en sí lleva a la infelicidad. Los estereotipos de género
son la causa de la desigualdad de género, y por ende, detienen el desarrollo
social.
Los datos recolectados y las experiencias
vividas durante el proyecto de SEDATU ayudaron a presenciar en persona las
consecuencias de la desigualdad de género. Los estereotipos de género afectan
tanto a hombres como mujeres; desde la manera en que las mujeres tienen tan
normalizado el rol de que deben aguantar el acoso que sufren por parte de los
hombres, hasta los hombres, que sienten que tienen algún derecho de cosificar a
la mujer. Lo bueno fue ver que había personas que pretendían romper las normas y
no seguir estereotipos. Aunque es una tragedia ver como lo explicado en este
ensayo se refleja en la vida cotidiana, eso no debería detener a la gente de
tratar de hacer un cambio.
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