martes, 14 de noviembre de 2017

Violencia doméstica en un plano ético

Agustín Navarro Franco 
Violencia Doméstica
Introducción
Mujer y hombre son uno sólo, ninguno por encima del otro, iguales. Es una premisa que para muchos se ha vuelto obsoleta, vieja, anticuada, indiferente y hasta ridícula. Si bien es una premisa en las que las relaciones sociales se basan, las diferencias culturales se han encargado de modificarla, transformarla, alterarla, reformarla. No es una idea ni una propuesta, no es una creencia ni una opinión, no es una postura ni una actitud. Es lo que es. Hombre y mujer son seres idénticos, con las mismas capacidades, con las mismas aptitudes. Sin embargo, las búsquedas por diferencias han sombreado las similitudes. Por años, los géneros se han fluctuado, no aceptados por igual, entablando una diferencia en el que uno se enaltece mientras el otro se envilece. Estas cuestiones han establecido pautas en que las relaciones sociales se han visto enmarcadas por ideas de que el hombre es un ser dominante y la mujer un ser obediente. A raíz de estas cuestiones, en gran parte socio-culturales, se han provocado diversas problemáticas que día a día reflejan la desigualdad del hombre y la mujer.
La violencia doméstica ha sido uno de los problemas contra las mujeres más graves a lo largo de la historia. Es uno de los tantos problemas que las mujeres viven y sobreviven. El dolor en donde debería predominar el amor: el hogar. La violencia doméstica ha sido una de las formas en las que se marcan muchas fallas culturales, sociales, psicológicas y sobre todo, humanas. La humillación, el maltrato, el daño físico, mental y emocional, el acoso y hasta la tortura han sido las principales vías en las que se conducen las agresiones que se viven en el hogar. Las distintas ideologías culturales juegan un papel importante. En los últimos años, el problema se ha extendido tanto que la necesidad por órganos que defiendan derechos, al igual que comités y organizaciones, han sido de vital importancia como medida tanto de prevención como de acción para contrarrestar la grave problemática que se vive en las familias.
Este tema ha levantado diferentes cuestionamientos dentro de la ética y una fuerte significancia con la moral. Como ya se sabe, la ética estudia lo definido por la sociedad como el bien y el mal y como se relaciona con el comportamiento humano. De igual forma, la filosofía moral es el encuentro entre la naturaleza de lo moral y lo que se exige en el ser humano. (James, 2006). La naturaleza de este problema recae en diferentes razones morales que si bien pueden ser analizadas, también pueden ser argumentadas.
Las diferentes áreas que afectan este problema son de vital importancia para poder identificar las fallas morales que se están perturbando. La dignidad humana en donde se ven a las personas como medios para cumplir un fin, los derechos humanos en los que se les son negados y dañados y la vida misma se ven atentados y afectados, pues la violencia misma es un crimen que atenta contra la vida de las personas. De igual forma, la seguridad, integridad y libertad de tomar decisiones, vivir de forma plena y de escoger sobre su propia persona se ven dañados ante esta situación. Los factores sociales como el machismo y masculinidad aportan a que el problema se extienda a distintas áreas. Es necesario mencionar que la cultura es un gran actor en esta obra, ya que se ha visto como algo cotidiano que sucede en la mayoría de las familias en algún punto de la vida. Se ha visto como algo normal, al punto de que distintos grupos sociales han aceptado y fomentado dentro de los mismos a lo largo de la historia. La violencia doméstica se ha convertido en una nueva forma de tortura y crimen perpetuado por los hombres hacia las mujeres disfrazando sus motivos por sentimientos de amor dentro de una unión familiar, que además atacan, afectan y perturban diferentes valores morales en las personas. La violencia doméstica denota y demuestra la diferencia entre sexos y el paradigma de roles establecidos en la sociedad.

Palabras clave: violencia, desigualdad, dignidad, derechos humanos, cultura, felicidad, autonomía, respeto, libertad, integridad, seguridad, masculinidad, machismo, discriminación, utilitarista, kantiana, superioridad, poder, roles, responsabilidad moral, ética, filosofía moral.

Desarrollo
            En un primer plano, la violencia doméstica atenta contra la autonomía y la dignidad de manera directa. Las mujeres que sufren de éste tipo de violencia muestran traumas, baja autoestima, estrés y un daño psicológico que afecta directamente a la integridad, al no poder ser autónomas en sus decisiones y ser dependientes de la voz dominante que rige sobre ellas. La autonomía de las mujeres se ven afectadas por la presencia del ser dominante que se convierte en voz y mente de las mujeres al ser ellos los que controlan las decisiones tras ser influenciadas a ceder su voz por miedo, inseguridad y hasta para evitar situaciones de peligro que al final no solo ponen en riesgo la integrad plena de las personas, sino hasta la vida misma.
“Las mujeres maltratadas caen en una circularidad que las envuelve psicológicamente; su yo, su identidad individual se erosiona y las incapacita para tomar decisiones; su autoestima queda tan baja que quizás cuando decidan reaccionar, lo hagan usando la misma violencia como arma.” (Rivas de Mora, S., 2001, pg.78)
De igual forma y de acuerdo a la teoría Kantiana, en la relación el hombre constantemente trata a las mujeres como objetos, medios para alcanzar el fin de superioridad, con poco respeto hacia ellas. (Rachels, 2006, pg. 20) La masculinidad es la principal fuente que representa esta idea, ya que uno los objetivos de la masculinidad es hacer la separación, distinción entre hombre y mujer, así como el uso de violencia para imponer dicha diferenciación y confirmación de supuesta “superioridad”.
“Esto demuestra como desde la masculinidad, los hombres conciben a la mujer como un objeto que no tiene capacidad pensante y de decisión, y que por lo tanto tiene que ser constantemente observada y dirigida.” (Ramírez Hernández, A., 2002, pg. 31)
Los derechos humanos garantizan y respaldan libertades a todos los seres humanos por igual. Transgresiones a los derechos humanos se hacen presentes en la violencia familiar de muchas maneras. Entre los principales están: derecho a la vida, derecho a la igualdad y prohibición de discriminación, igualdad entre mujeres y hombres, libertad de la persona y el derecho a la integridad y seguridad personal. (CNDH, 2017) Las mujeres violentadas en un ámbito familiar se ven afectadas por la violación de sus derechos por el simple hecho de ser personas. A raíz de que la problemática tentaba de forma más alarmante a los derechos, diferentes medidas, declaraciones, leyes, derechos, comisiones y organizaciones fueron creadas e incorporadas para resguardar, respaldar y representar a todos los derechos que las mujeres víctimas de violencia en el hogar.
“La violencia hacia las mujeres fue definida como violencia de género, entendida por la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (1993) como cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause cualquier tipo de daño, tanto en el ámbito público como en el privado.” (Nares Hernández, J., 2014, pg. 117)
El sentido de superioridad del hombre sobre la mujer que se adoptan en las sociedades ha creado un modelo de convivencia áspero dando cabida a actos de injusticias sobre las mujeres. Si bien la cultura es en gran parte responsable en la definición de lo correcto y lo incorrecto, también es responsable de los roles que las mujeres y hombres tienen dentro de las familias establecidos dentro de la sociedad. “Se sugiere que la violencia del hombre en el hogar es causada por una estructura jerárquica en la que los hombres se asumen como el prototipo de lo que tiene que ser un ser humano y en que las mujeres son aspirantes a llegar a ser como ese prototipo.” (Ramírez Hernández, A., 2002, pg. 113) La educación familiar es gran partidario del fomento de violencia dentro de la familia, pues se sugiere que estos actos son generacionales, es decir, que generaciones anteriores violentaban a las mujeres y se fue haciendo más común, desembocando en el fomento de esta actividad. “El modelo de aprendizaje social postula que la conducta violenta es aprendida en el hogar, cuyos miembros la repiten posteriormente cuando forman sus propias familias.” (Rivas de Mora, S., 2001, pg.79)
Machismo y masculinidad han sido ramas culturales que justifican el maltrato contra las mujeres, pues la búsqueda de superioridad, la separación de géneros, el uso de violencia para lograr fines, el maltrato hacia el otro para demostrar fuerza y la humillación hacia las mujeres han logrado penetrar hasta en los hogares. “Se sugiere desde la visión patriarcal, que los hombres son más valiosos que las mujeres y por lo tanto se asumen como superiores.” (Ramírez Hernández, A., 2002, pg. 29) La violencia familiar se ha convertido en un simbolismo, un signo, un distintivo en los hombres que perpetúan actos de violencia a las mujeres en su total. El signo de poder y superioridad han sido parte intangible de la problemática que si bien es una de las causantes que se deben atacar para contrarrestar la violencia doméstica, pues el enfoque a lo físico y mental ha sido mayor que el de eliminar la noción de que el valor del hombre es más que la mujer y que esto se demuestra a través de actos que sostengan su poderío sobre ellas. “La violencia intrafamiliar no tiene valor en términos de supervivencia, pues en casos de violencia masculina en el hogar no existe una amenaza real, sino simbólica.” (Ramírez Hernández, A., 2002, pg. 29) El atacar la idea de superioridad en los hombres es igualmente importante que él de los daños hacia ellas, ya que de ella parten las acciones como maltrato y golpes que desencadenan la serie de actos violentos. La visión social de roles y paradigmas de género no son más que leña al fuego, casi veneno que no mata, solo tortura.
Finalmente, ocasionar dolor y deteriorar la felicidad han sido parte fundamental de las consecuencias de la violencia familiar. En un estudio realizado por una revista chilena en el 2010, se observó que 42,9% de las mujeres entrevistadas ha vivido violencia doméstica por 20 años o más, de las cuales 81,0% ha sido obligada a tener relaciones sexuales u otros actos forzados. (Aguirre, P., 2010, pg. 118) Desde una perspectiva utilitarista, la violencia doméstica es un acto que a partir del dolor se encuentra la felicidad de otros- los hombres. El modelo de la agresividad estimulada aversivamente, establece que la conducta agresiva, más que ser aprendida, deriva del simple deseo de producir dolor. (Rivas de Mora, S., 2001, pg.80) El ocasionar dolor para crear placer soporta la idea de que el hombre es capaz de hacer el daño a otros para satisfacer sus propios deseos que lo llevarán a una felicidad parcial. De igual manera, cuando se ocasiona dolor para lograr un fin es una idea utilitarista que sustenta el uso de la fuerza sobre las mujeres para crear placer. Sin embargo, la teoría kantiana deboca este argumento ya que se indica que uno no puede la felicidad no se puede ni debe obtenerse a costas del otro. El uso de la fuerza, la manipulación y los engaños hacen que el hombre formule una estabilidad a comparación del sufrimiento de las mujeres maltratadas. El costo de maltratar a la mujer no es proporcional con la felicidad que se pueda provocar ni mucho menos con el sufrimiento y agonía que se perpetúa a las mujeres.  Al final, la felicidad no está justificada por actos de violencia que es imparcial para todas las partes. La violencia trae más violencia.

Conclusión
Mujer y hombre son uno sólo, ninguno por encima del otro, iguales. Igualdad, equidad, responsabilidad moral, dignidad, libertad y felicidad se han apartado de los valores éticos que uno se debe al otro. En la convivencia entre estos dos géneros, uno ha sufrido por causas del otro. Es casi común ver estos casos en el mundo de hoy. Parece ser que la problemática se ha incorporado a una naturaleza falsa, una idea errónea de que hombre y mujer no solo no son iguales, sino que su persona es más diferente con el tiempo. La violencia doméstica es claramente una de las problemáticas más graves en la sociedad de todo el mundo, con tintes de esclavitud. Tan grave se ha convertido la situación que ha llegado a presentarse en lugares donde se fomenta el respeto y la igualdad, es decir, mismas condiciones, oportunidades y trato para todos. En el gobierno, en el deporte, en instituciones, lugares que marcan pautas para una convivencia equitativa basadas en el respeto y unión. La mujer de hoy es una mujer decidida y comprometida a mejorar su estado en la sociedad. Los roles son más que simples aseveraciones que la sociedad establece para controlar a los géneros. Al día de hoy, mujeres y hombres han actuado en contra de la violencia doméstica. Es cierto que es una problemática que su solución implica mucho tiempo y sobre todo realización, pero las mujeres ya no se quedan con los brazos cruzados y han cambiado para mejorar su vida.
“La no violencia guía a la ética superior, la cuál es la meta de toda evolución. Hasta que dejemos de dañar otros seres vivos, seguimos siendo salvajes.”-Thomas A. Edison.

Conclusión Proyecto
El transporte público es un espacio en donde se puede observar fracciones de la situación social en diferentes aspectos. En este proyecto se enfocó a la situación de géneros que existe en los medios de transporte y de que se logra percibir en un marco de acoso sexual en las mujeres, que ha sido una de las problemáticas más importantes en todo el país.
Al realizar las encuestas y el proyecto pude rescatar lo siguiente: las mujeres perciben las acciones de acoso sexual como algo cotidiano y hasta normal, que se ha convertido en algo que les sucede de forma frecuente y que esperan este tipo de conductas hacia ellas. Considero que es una alternativa el que las mujeres ya vengan preparadas para diluir algo que debió y aún debe ser contrarrestado porque si no se cae en negligencia. Es un esfuerzo de todos los ciudadanos evitar este tipo de actos para lograr una estabilidad colectiva y una convivencia de respeto en espacios públicos en el que se encuentran todo tipo de personas. Otra cuestión que me llamó la atención es que los hombres son conscientes de este tipo de actos y saben que existe una problemática social. Si bien los hombres son los que más realizan este tipo de actos de acoso hacia las mujeres, es en ellos mismos en donde se tiene que buscar una solución, un cambio. Si se es capaz de optar una conducta despectiva hacia las mujeres, también se puede optar una conducta de respeto. Hay una frase que me gusta aplicar en estas situaciones: “Para que los hombres piensen y dejen de hacer actos de acoso sexual deben de pensar lo siguiente: no hagan algo en las calles que no les gustaría que les hicieran en prisión.” Creo que si se plantea esta idea de respeto y conciencia social, la problemática podría erosionarse con mayor facilidad en una sociedad con tantos casos de acoso sexual.

             



Referencias

Rivas de Mora, S; (2001). Violencia Doméstica Contra la Mujer. Una Vergonzosa Realidad. Otras Miradas, 1() 77-96. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=18310109

Aguirre D., P; Cova S., F; Domarchi G., M P; Garrido C., C; Mundaca Ll., I; Rincón G., P; Troncoso V., P; Vidal S., P; (2010). Estrés postraumático en mujeres víctimas de violencia doméstica. Revista Chilena de Neuropsiquiatría, 48() 114-122. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=331527720004

Ramírez, A; (2002). Violencia masculina en el hogar. El Cotidiano, 18() 28-36. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32511304

Diago Caballero, D; Salabarría Fernández, M; Torriente Barzaga, N; (2009). LA VIOLENCIA DOMESTICA. SU IMPACTO EN LA SALUD REPRODUCTIVA. Revista Habanera de Ciencias Médicas, 8() Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180414043009

Rivas de Mora, S; (2001). Violencia Doméstica Contra la Mujer. Una Vergonzosa Realidad. Otras Miradas, 1() 77-96. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=18310109


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