Agustín Navarro Franco
Violencia Doméstica
Introducción
Mujer
y hombre son uno sólo, ninguno por encima del otro, iguales. Es una premisa que
para muchos se ha vuelto obsoleta, vieja, anticuada, indiferente y hasta
ridícula. Si bien es una premisa en las que las relaciones sociales se basan,
las diferencias culturales se han encargado de modificarla, transformarla,
alterarla, reformarla. No es una idea ni una propuesta, no es una creencia ni
una opinión, no es una postura ni una actitud. Es lo que es. Hombre y mujer son
seres idénticos, con las mismas capacidades, con las mismas aptitudes. Sin
embargo, las búsquedas por diferencias han sombreado las similitudes. Por años,
los géneros se han fluctuado, no aceptados por igual, entablando una diferencia
en el que uno se enaltece mientras el otro se envilece. Estas cuestiones han
establecido pautas en que las relaciones sociales se han visto enmarcadas por
ideas de que el hombre es un ser dominante y la mujer un ser obediente. A raíz
de estas cuestiones, en gran parte socio-culturales, se han provocado diversas
problemáticas que día a día reflejan la desigualdad del hombre y la mujer.
La violencia doméstica ha
sido uno de los problemas contra las mujeres más graves a lo largo de la
historia. Es uno de los tantos problemas que las mujeres viven y sobreviven. El
dolor en donde debería predominar el amor: el hogar. La violencia doméstica ha
sido una de las formas en las que se marcan muchas fallas culturales, sociales,
psicológicas y sobre todo, humanas. La humillación, el maltrato, el daño
físico, mental y emocional, el acoso y hasta la tortura han sido las
principales vías en las que se conducen las agresiones que se viven en el
hogar. Las distintas ideologías culturales juegan un papel importante. En los
últimos años, el problema se ha extendido tanto que la necesidad por órganos
que defiendan derechos, al igual que comités y organizaciones, han sido de
vital importancia como medida tanto de prevención como de acción para
contrarrestar la grave problemática que se vive en las familias.
Este tema ha levantado
diferentes cuestionamientos dentro de la ética y una fuerte significancia con
la moral. Como ya se sabe, la ética estudia lo definido por la sociedad como el
bien y el mal y como se relaciona con el comportamiento humano. De igual forma,
la filosofía moral es el
encuentro entre la naturaleza de lo moral y lo que se exige en el ser humano.
(James, 2006). La naturaleza de este problema recae en diferentes razones morales que
si bien pueden ser analizadas, también pueden ser argumentadas.
Las diferentes áreas que
afectan este problema son de vital importancia para poder identificar las
fallas morales que se están perturbando. La dignidad humana en donde se ven a
las personas como medios para cumplir un fin, los derechos humanos en los que
se les son negados y dañados y la vida misma se ven atentados y afectados, pues
la violencia misma es un crimen que atenta contra la vida de las personas. De
igual forma, la seguridad, integridad y libertad de tomar decisiones, vivir de
forma plena y de escoger sobre su propia persona se ven dañados ante esta
situación. Los factores sociales como el machismo y masculinidad aportan a que
el problema se extienda a distintas áreas. Es necesario mencionar que la
cultura es un gran actor en esta obra, ya que se ha visto como algo cotidiano
que sucede en la mayoría de las familias en algún punto de la vida. Se ha visto
como algo normal, al punto de que distintos grupos sociales han aceptado y
fomentado dentro de los mismos a lo largo de la historia. La violencia
doméstica se ha convertido en una nueva forma de tortura y crimen perpetuado
por los hombres hacia las mujeres disfrazando sus motivos por sentimientos de
amor dentro de una unión familiar, que además atacan, afectan y perturban
diferentes valores morales en las personas. La violencia doméstica denota y
demuestra la diferencia entre sexos y el paradigma de roles establecidos en la
sociedad.
Palabras clave: violencia,
desigualdad, dignidad, derechos humanos, cultura, felicidad, autonomía,
respeto, libertad, integridad, seguridad, masculinidad, machismo,
discriminación, utilitarista, kantiana, superioridad, poder, roles, responsabilidad
moral, ética, filosofía moral.
Desarrollo
En un
primer plano, la violencia doméstica atenta contra la autonomía y la dignidad
de manera directa. Las mujeres que sufren de éste tipo de violencia muestran
traumas, baja autoestima, estrés y un daño psicológico que afecta directamente
a la integridad, al no poder ser autónomas en sus decisiones y ser dependientes
de la voz dominante que rige sobre ellas. La autonomía de las mujeres se ven
afectadas por la presencia del ser dominante que se convierte en voz y mente de
las mujeres al ser ellos los que controlan las decisiones tras ser
influenciadas a ceder su voz por miedo, inseguridad y hasta para evitar
situaciones de peligro que al final no solo ponen en riesgo la integrad plena
de las personas, sino hasta la vida misma.
“Las mujeres
maltratadas caen en una circularidad que las envuelve psicológicamente; su yo,
su identidad individual se erosiona y las incapacita para tomar decisiones; su
autoestima queda tan baja que quizás cuando decidan reaccionar, lo hagan usando
la misma violencia como arma.” (Rivas de Mora, S., 2001, pg.78)
De igual forma y de acuerdo a la teoría Kantiana, en
la relación el hombre constantemente trata a las mujeres como objetos, medios
para alcanzar el fin de superioridad, con poco respeto hacia ellas. (Rachels,
2006, pg. 20) La masculinidad es la principal fuente que representa esta idea,
ya que uno los objetivos de la masculinidad es hacer la separación, distinción
entre hombre y mujer, así como el uso de violencia para imponer dicha
diferenciación y confirmación de supuesta “superioridad”.
“Esto demuestra
como desde la masculinidad, los hombres conciben a la mujer como un objeto que
no tiene capacidad pensante y de decisión, y que por lo tanto tiene que ser
constantemente observada y dirigida.” (Ramírez Hernández, A., 2002, pg. 31)
Los derechos humanos
garantizan y respaldan libertades a todos los seres humanos por igual.
Transgresiones a los derechos humanos se hacen presentes en la violencia
familiar de muchas maneras. Entre los principales están: derecho a la vida,
derecho a la igualdad y prohibición de discriminación, igualdad entre mujeres y
hombres, libertad de la persona y el derecho a la integridad y seguridad
personal. (CNDH, 2017) Las mujeres violentadas en un ámbito familiar se ven
afectadas por la violación de sus derechos por el simple hecho de ser personas.
A raíz de que la problemática tentaba de forma más alarmante a los derechos,
diferentes medidas, declaraciones, leyes, derechos, comisiones y organizaciones
fueron creadas e incorporadas para resguardar, respaldar y representar a todos
los derechos que las mujeres víctimas de violencia en el hogar.
“La violencia
hacia las mujeres fue definida como violencia de género, entendida por la
Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (1993) como
cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause cualquier tipo
de daño, tanto en el ámbito público como en el privado.” (Nares Hernández, J.,
2014, pg. 117)
El sentido de superioridad
del hombre sobre la mujer que se adoptan en las sociedades ha creado un modelo
de convivencia áspero dando cabida a actos de injusticias sobre las mujeres. Si
bien la cultura es en gran parte responsable en la definición de lo correcto y
lo incorrecto, también es responsable de los roles que las mujeres y hombres
tienen dentro de las familias establecidos dentro de la sociedad. “Se sugiere
que la violencia del hombre en el hogar es causada por una estructura
jerárquica en la que los hombres se asumen como el prototipo de lo que tiene
que ser un ser humano y en que las mujeres son aspirantes a llegar a ser como
ese prototipo.” (Ramírez Hernández, A., 2002, pg. 113) La educación familiar es
gran partidario del fomento de violencia dentro de la familia, pues se sugiere
que estos actos son generacionales, es decir, que generaciones anteriores
violentaban a las mujeres y se fue haciendo más común, desembocando en el
fomento de esta actividad. “El modelo de aprendizaje social postula que la
conducta violenta es aprendida en el hogar, cuyos miembros la repiten
posteriormente cuando forman sus propias familias.” (Rivas de Mora, S., 2001,
pg.79)
Machismo y masculinidad han
sido ramas culturales que justifican el maltrato contra las mujeres, pues la
búsqueda de superioridad, la separación de géneros, el uso de violencia para
lograr fines, el maltrato hacia el otro para demostrar fuerza y la humillación
hacia las mujeres han logrado penetrar hasta en los hogares. “Se sugiere desde
la visión patriarcal, que los hombres son más valiosos que las mujeres y por lo
tanto se asumen como superiores.” (Ramírez Hernández, A., 2002, pg. 29) La
violencia familiar se ha convertido en un simbolismo, un signo, un distintivo
en los hombres que perpetúan actos de violencia a las mujeres en su total. El
signo de poder y superioridad han sido parte intangible de la problemática que
si bien es una de las causantes que se deben atacar para contrarrestar la
violencia doméstica, pues el enfoque a lo físico y mental ha sido mayor que el
de eliminar la noción de que el valor del hombre es más que la mujer y que esto
se demuestra a través de actos que sostengan su poderío sobre ellas. “La
violencia intrafamiliar no tiene valor en términos de supervivencia, pues en
casos de violencia masculina en el hogar no existe una amenaza real, sino
simbólica.” (Ramírez Hernández, A., 2002, pg. 29) El atacar la idea de
superioridad en los hombres es igualmente importante que él de los daños hacia
ellas, ya que de ella parten las acciones como maltrato y golpes que
desencadenan la serie de actos violentos. La visión social de roles y
paradigmas de género no son más que leña al fuego, casi veneno que no mata,
solo tortura.
Finalmente, ocasionar dolor
y deteriorar la felicidad han sido parte fundamental de las consecuencias de la
violencia familiar. En un estudio realizado por una revista chilena en el 2010,
se observó que 42,9% de las mujeres entrevistadas ha vivido violencia doméstica
por 20 años o más, de las cuales 81,0% ha sido obligada a tener relaciones
sexuales u otros actos forzados. (Aguirre, P., 2010, pg. 118) Desde una
perspectiva utilitarista, la violencia doméstica es un acto que a partir del
dolor se encuentra la felicidad de otros- los hombres. El modelo de la
agresividad estimulada aversivamente, establece que la conducta agresiva, más
que ser aprendida, deriva del simple deseo de producir dolor. (Rivas de Mora,
S., 2001, pg.80) El ocasionar dolor para crear placer soporta la idea de que el
hombre es capaz de hacer el daño a otros para satisfacer sus propios deseos que
lo llevarán a una felicidad parcial. De igual manera, cuando se ocasiona dolor
para lograr un fin es una idea utilitarista que sustenta el uso de la fuerza
sobre las mujeres para crear placer. Sin embargo, la teoría kantiana deboca
este argumento ya que se indica que uno no puede la felicidad no se puede ni
debe obtenerse a costas del otro. El uso de la fuerza, la manipulación y los
engaños hacen que el hombre formule una estabilidad a comparación del
sufrimiento de las mujeres maltratadas. El costo de maltratar a la mujer no es
proporcional con la felicidad que se pueda provocar ni mucho menos con el
sufrimiento y agonía que se perpetúa a las mujeres. Al final, la felicidad no está justificada
por actos de violencia que es imparcial para todas las partes. La violencia
trae más violencia.
Conclusión
Mujer y hombre son uno sólo, ninguno por encima del
otro, iguales. Igualdad, equidad, responsabilidad moral, dignidad, libertad y
felicidad se han apartado de los valores éticos que uno se debe al otro. En la
convivencia entre estos dos géneros, uno ha sufrido por causas del otro. Es
casi común ver estos casos en el mundo de hoy. Parece ser que la problemática
se ha incorporado a una naturaleza falsa, una idea errónea de que hombre y mujer
no solo no son iguales, sino que su persona es más diferente con el tiempo. La
violencia doméstica es claramente una de las problemáticas más graves en la
sociedad de todo el mundo, con tintes de esclavitud. Tan grave se ha convertido
la situación que ha llegado a presentarse en lugares donde se fomenta el
respeto y la igualdad, es decir, mismas condiciones, oportunidades y trato para
todos. En el gobierno, en el deporte, en instituciones, lugares que marcan
pautas para una convivencia equitativa basadas en el respeto y unión. La mujer
de hoy es una mujer decidida y comprometida a mejorar su estado en la sociedad.
Los roles son más que simples aseveraciones que la sociedad establece para
controlar a los géneros. Al día de hoy, mujeres y hombres han actuado en contra
de la violencia doméstica. Es cierto que es una problemática que su solución
implica mucho tiempo y sobre todo realización, pero las mujeres ya no se quedan
con los brazos cruzados y han cambiado para mejorar su vida.
“La
no violencia guía a la ética superior, la cuál es la meta de toda evolución.
Hasta que dejemos de dañar otros seres vivos, seguimos siendo salvajes.”-Thomas
A. Edison.
Conclusión
Proyecto
El transporte público es un espacio en donde se puede
observar fracciones de la situación social en diferentes aspectos. En este
proyecto se enfocó a la situación de géneros que existe en los medios de
transporte y de que se logra percibir en un marco de acoso sexual en las
mujeres, que ha sido una de las problemáticas más importantes en todo el país.
Al
realizar las encuestas y el proyecto pude rescatar lo siguiente: las mujeres
perciben las acciones de acoso sexual como algo cotidiano y hasta normal, que
se ha convertido en algo que les sucede de forma frecuente y que esperan este
tipo de conductas hacia ellas. Considero que es una alternativa el que las
mujeres ya vengan preparadas para diluir algo que debió y aún debe ser
contrarrestado porque si no se cae en negligencia. Es un esfuerzo de todos los
ciudadanos evitar este tipo de actos para lograr una estabilidad colectiva y
una convivencia de respeto en espacios públicos en el que se encuentran todo
tipo de personas. Otra cuestión que me llamó la atención es que los hombres son
conscientes de este tipo de actos y saben que existe una problemática social.
Si bien los hombres son los que más realizan este tipo de actos de acoso hacia
las mujeres, es en ellos mismos en donde se tiene que buscar una solución, un
cambio. Si se es capaz de optar una conducta despectiva hacia las mujeres,
también se puede optar una conducta de respeto. Hay una frase que me gusta
aplicar en estas situaciones: “Para que los hombres piensen y dejen de hacer
actos de acoso sexual deben de pensar lo siguiente: no hagan algo en las calles
que no les gustaría que les hicieran en prisión.” Creo que si se plantea esta idea
de respeto y conciencia social, la problemática podría erosionarse con mayor
facilidad en una sociedad con tantos casos de acoso sexual.
Referencias
Rivas de Mora, S; (2001). Violencia Doméstica Contra la Mujer. Una
Vergonzosa Realidad. Otras Miradas, 1() 77-96. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=18310109
Aguirre D., P; Cova S., F; Domarchi G., M P; Garrido C., C; Mundaca Ll.,
I; Rincón G., P; Troncoso V., P; Vidal S., P; (2010). Estrés postraumático en
mujeres víctimas de violencia doméstica. Revista Chilena de Neuropsiquiatría,
48() 114-122. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=331527720004
Ramírez, A; (2002). Violencia masculina en el hogar. El Cotidiano, 18()
28-36. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32511304
Diago Caballero, D; Salabarría Fernández, M; Torriente Barzaga, N;
(2009). LA VIOLENCIA DOMESTICA. SU IMPACTO EN LA SALUD REPRODUCTIVA. Revista
Habanera de Ciencias Médicas, 8() Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180414043009
Rivas de Mora, S; (2001). Violencia Doméstica Contra la Mujer. Una
Vergonzosa Realidad. Otras Miradas, 1() 77-96. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=18310109
No hay comentarios:
Publicar un comentario