martes, 14 de noviembre de 2017

La violencia contra la mujer en el ámbito laboral, contribuye en la inequidad y desigualdad

Andrea Gamboa  A01632979
La violencia contra la mujer en el ámbito laboral, contribuye en la inequidad y desigualdad
Introducción
El tema del presente ensayo está referido a la violencia contra las mujeres en el ámbito laboral y se describe cómo este tipo de violencia, contribuye en generar profundas brechas en el marco de la inequidad, entendida como la desigualdad o falta de equidad, asociada a una situación de desigualdad que genera injusticia;la vulneración de derechos, como cualquier práctica que por acción u omisión de terceros transgredan al menos uno de los derechos fundamentales de las personas; y la desigualdad, como c ondición o circunstancia de no tener una misma naturaleza o de diferenciarse en uno o más aspectos con los hombres en relación al trato diferenciado con ellos.
El objetivo de este ensayo es dar a conocer que, a pesar de encontrarnos en pleno siglo XXI y con tanto avance en diversas esferas a nivel global y de contar con diversos instrumentos de promoción y protección de los derechos humanos, aún se producen esas diferencias, trato desigual y vulneración de derechos y actos de violencia contra las mujeres en el ámbito laboral.
Este tema es de actualidad y relevancia, pues cada día se evidencian diversas situaciones de violencia, por ejemplo, el caso que ha salido a la luz, en estos días, por un grupo de artistas mujeres de Hollywood, quienes denunciaron haber sido víctimas de violación sexual por un director de dicha empresa, al haberlas forzado a intimar, previamente a que se definiera si la artista ingresaba o no a dicha actividad laboral; del mismo modo hay casos de mujeres científicas que a pesar de su gran aporte en las ciencias y en la medicina, se han visto invisibilizadas con sus aportes por la sociedad y en muchos casos se ha
evidenciado que ha sido como resultado de la inequidad existente en los espacios académicos y laborales donde se desarrollan.
Mi tesis contempla que en la sociedad actual las mujeres son discriminadas y tratadas de manera diferente a los hombres, a pesar que los Derechos Humanos son universales e inviolables.
Voy
a presentar argumentos contemplados por la doctrina y el marco normativo mexicano para explicar con detalle cómo es que se produce esta violencia explícita y concreta contra los derechos de las mujeres, contribuyendo en la desigualdad de oportunidades, generando inequidad.
Este tema es relevante para la dignidad humana, pues como todos los derechos humanos, los derechos de las mujeres, deben ser respetados por todos y cada uno de los miembros de la sociedad, con el fin de lograr la convivencia pacífica y a no excederse en el ejercicio de los suyos basados en estereotipos, roles y prácticas sexistas y discriminatorias.
La mujer contribuye de la misma manera que el hombre en la sociedad y más aún si tiene el rol de madre, juega un papel indispensable en la familia y por ende tiene un valor incomparable en el desarrollo social, al influir de manera directa en la formación de los nuevos seres humanos, con valores y conductas que también se van a replicar, en ese sentido es muy importante que se respeten sus derechos y que desarrolle sus actividades en un marco de igualdad y respeto hacia ella y no expuesta a ningún tipo de violencia, por el contrario, es positivo que las personas vivan en un entorno de paz para poder aportar de manera óptima y eficiente.
Palabras clave (Key words): inequidad, desigualdad, violencia laboral, discriminación, derechos de las mujeres.
Desarrollo
La violencia y acoso laboral hacia las mujeres es un problema universal y afecta a un alto porcentaje de ellas, sin importar su educación ni donde trabajan. Constituye una violación de derechos humanos, una amenaza a la dignidad, entendida como el derecho que tiene cada ser humano, de ser respetado y valorado como ser individual y social, con sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser persona; a su seguridad salarial y a su salud y bienestar. Según Manuela Tomei, Directora del Programa de Condiciones de Trabajo y Empleo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “esta violencia, va en contra del empoderamiento económico de la mujer, pero también en contra de la economía en general. Este flagelo causa ausentismo y pérdidas para las empresas así como afecta su reputación”. Además precisa que, “habría que redefinir la idea del “lugar de trabajo” ya que los abusos no ocurren solamente entre las paredes de una oficina, sino también por fuera, durante entrenamientos, reuniones, medios de transporte o incluso en la propia casa, en el caso de las empleadas domésticas y de quienes trabajan a distancia”(OIT, 2017)
La violencia contra la mujeres afecta su salud porque el criterio subjetivo, primario, individual y sentimental, según el cual goza de salud aquel que lo siente, no es valorado así por la mujer maltratada, que distingue que no tiene bienestar. “Ella percibe que su autonomía, su productividad, su capacidad para cuidarse a sí misma, su estabilidad emocional, su libertad, su valía personal, en fin sus funciones vitales, expresadas en cifras valorativas, están disminuidas”.Pero también se dan “Efectos económicos de multiplicación del daño, con la reducción de la participación femenina en actividades laborales, menor productividad del trabajo, menor nivel de ingresos, pérdida de ganancias por parte de la mujer, impactó en la capacidad futura de los hijos (escaso rendimiento escolar, repetición escolar, trastornos psicológicos). Así como efectos sociales de multiplicación del daño, incluye el impacto intergeneracional de la violencia en los niños, el desgaste del capital social, la reducción de la calidad de vida” (López Angulo, Laura;
Apolinaire Pennini, Juan José, 2005, pp. 39-81), entre otros efectos que van deteriorando las relaciones humanas y por ende van contribuyendo en la pérdida de valores, basados en la integridad familiar.
En este contexto, hay un paradigma de desigualdad social y de género, es decir que por el hecho de ser mujeres, históricamente se les ha dado un trato diferenciado con relación a la participación de los hombres y en todos los ámbitos, incluyendo el ambiente laboral y el académico, es así que los hombres perciben mayores remuneraciones en funciones similares a las que asumen las mujeres (es el caso de las gerentes o managers) o inclusive se premia y estimula a los hombres por ejemplo en casos como los premios nobel de medicina y a pesar que algunas mujeres también han brindado grandes aportes en ese campo, hasta la fecha, dicho premio, no se le ha otorgado a ninguna de ellas, en ese sentido se evidencia la existencia de una desigualdad social por el hecho de que las protagonistas son mujeres. El otro paradigma es el de la discriminación, pues también a lo largo de la historia la mujer ha sido relegada a cierto tipo de actividades dentro del hogar y a pesar de que esas actividades implican un esfuerzo muy grande, por la necesidad de contar con diversas habilidades, se las ha tenido olvidadas y desprotegidas (y aún se les tiene) en el marco de una autorregulación familiar, donde esas actividades son muy demandantes, no generan ingreso y donde prima inclusive la violencia intrafamiliar. El tercer paradigma es la violencia , que es toda acción que genera lesiones físicas o psicológicas en las mujeres, poniendo en riesgo su integridad, su salud y su vida y genera serios estragos en la integridad de las mismas y de la familia. A pesar que hay normas y leyes diversas de nivel interno e internacional para hacer frente a esta situación, y poder evitar los feminicidios que en donde se practica mayor violencia son los hogares y los lugares de trabajo, en ese sentido es fundamental priorizar el fortalecimiento del respeto del ser humano en general desde las escuelas, los hogares, las iglesias y en los centros de trabajo, para que todos los actores de la sociedad asuman un rol más activo y efectivo en defensa de todo
tipo de violencia. Finalmente el paradigma de la exclusión social , que está relacionada con la discriminación, desigualdad y trato diferenciado a las mujeres por el hecho de creer que ellas solo pueden realizar cierto tipo de actividades, no nos olvidemos que hace algunos años los propios padres definían que las mujeres no deberían estudiar a diferencia de los hombres o que las mujeres no debían ejercer su derecho al voto e inclusive en la actualidad en realidad las mujeres no definen el destino de su vida al traer a un niño al mundo, es decir que estamos en un proceso de evolución, para reconocer que las mujeres son las únicas que podrían determinar cuál es el rumbo de su vida o de su cuerpo o de sus hijos, pero esto puede ser materia de análisis más profundo y más complejo en otro ensayo.
Al decir que “La violencia de género representa un problema de grandes proporciones para la sociedad por los diversos ámbitos en los que sus consecuencias se manifiestan, no sólo respecto de la persona, sino también respecto del Estado y su intervención. En ese sentido, en el ámbito laboral se evidencian inequidades, desigualdad y vulneración de derechos por el género.” (Pérez C.; Monserrat, M.,2008, pp. 1041-1062). A pesar de esta vulneración de derechos, la mayoría de la población sigue sin conocer y comprender la magnitud de las causas y consecuencias de este tipo de violencia. Por ello resulta de fundamental importancia estudiar, realizar actividades de divulgación y que las autoridades legislen sobre el tema y verifiquen el cumplimiento de las mismas.
La igualdad entre los hombres y las mujeres es, desde el principio de los tiempos, uno de los pilares fundamentales de la organización social y del respeto a la dignidad humana. Eso quiere decir que el hombre y la mujer son iguales ante la ley, y por lo tanto, conservan iguales derechos y obligaciones tanto en lo público como en lo privado. Imponerle trabas que implican actos de violencia y discriminación a las mujeres, implica limitar, desconocer o anular su desarrollo económico, social, laboral y familiar, lo que inmediatamente tendrá repercusiones en todos los ámbitos de su vida. Al decir que, “Todo ello sólo trae consigo retrocesos y no evolución, ni mejor calidad de vida, y mucho menos el
reconocimiento, goce y ejercicio de los derechos humanos y, en su caso, de las garantías individuales y sociales.” (Pérez Contreras, María de Monserrat, 2008, pp. 1041-1062)
La violencia contra la mujer constituye un grave problema en nuestra sociedad, y representa una de las más graves violaciones a derechos humanos por su frecuencia y consecuencias en las vidas de las víctimas. Según el Programa Nacional de la Mujer, México de 1996, “La violencia contra las mujeres es un problema de interés público y es deber del Estado luchar contra esta práctica, profundamente arraigada en nuestra sociedad. Resulta imperativo hacer visible dicho problema social y desarrollar mecanismos institucionales, incluidas las reformas legislativas, administrativas, las acciones de información y educación para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer en todas sus formas de expresión” y de acuerdo al Plan Nacional de Desarrollo del 2001, “Es de prioridad nacional que la equidad de género se manifieste en igualdad de oportunidades que vayan cerrando la brecha de desigualdades entre hombres y mujeres” (Moctezuma, D.;Narro, J.;Orozco, L., 2014 , p.27)
Según datos brindados por la revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, “En México, la participación de las mujeres en el mercado laboral se ha incrementado en los últimos años al pasar del 33% al 38.2% de la Población Económicamente Activa (PEA) entre 1995 y 2012. No obstante, la tasa de participación de las mujeres en edad de trabajar apenas asciende al 43% frente al 77% de los hombres. Es decir que el 57 % de las mujeres en edad de trabajar no lo hacen (INEGI, 2012). El 79% labora en el sector servicios y 16% en el sector productivo. Han incursionado en todo tipo de actividades ocupando puestos de obreras, empleadas, ejecutivas, directoras o empresarias. No obstante, la proporción de mujeres que trabaja sin remuneración es mayor que la de hombres, a la vez que el porcentaje de mujeres en el sector informal también es mayor. En materia salarial la desigualdad de género es mayor. El porcentaje de mujeres que gana menos de un salario mínimo es casi el doble que el de los hombres. En
cambio, por cada mujer que gana más de cinco salarios mínimos hay 1.3 hombres en la misma condición.La perspectiva de género está ausente en las políticas laborales.De un total de 135 países, México ocupa el lugar 113 por la baja participación de las mujeres en el mercado laboral; la posición 104 por percibir menores salarios por desempeñar un trabajo similar y, el lugar 105 recibir ingresos inferiores a los de los hombres” (Navarro, David Moctezuma; Narro Robles, José; Orozco Hernández, Lourdes, 2014, p. 126 y 127)
Además es importante considerar que, “El derecho al trabajo es fundamental para el desarrollo de las personas, porque al contar con proyectos de vida mediante el esfuerzo y la superación diaria, y que esto se vea remunerado económicamente, hace a las personas independientes, autosuficientes, capaces de subsistir y tener una vida digna, por ello la persona que sufre violencia en su trabajo —como ya se dijo, el mobbing— obstaculiza y frena cualquier tipo de crecimiento; en casos graves puede llevar hasta el suicidio a sus víctimas, por ello es importante prevenir, sancionar y erradicar este tipo de prácticas comunes, tácitamente aceptadas en el ámbito laboral” (Sanchez Miguel, Martha; Ambrosio Morales, María Teresa, 2010, pp. 453-463)
Mi postura ante el tema está referida a que en un país donde hay un reconocimiento constitucional de la igualdad ante la ley de hombres y mujeres y el establecimiento de los derechos fundamentales de las personas a un trabajo digno e igualitario, en la realidad no deberían haber diferencias y menos se deberían permitir actos de intimidación, exclusión, inequidad, agresión física o verbal, violencia de género, porque todas las personas tenemos los mismos derechos y somos iguales ante la Ley. Sin embargo, se evidencia un problema sistemático e integral desde el seno de las familias y que se viene repitiendo de generación en generación, con altas dosis de machismo y prepotencia del hombre en diversos escenarios sobre la mujer. En ese sentido, le corresponde a las autoridades realizar una vigilancia y supervisión más estricta y mejor estructurada en los centros de trabajo para verificar el trato igualitario ante la ley de hombres y
mujeres. La expresión más condenable de la desigualdad de género es, sin duda, la violencia contra las mujeres. A la desigualdad y discriminación que enfrentan las mujeres en la sociedad, en la política y en el mercado de trabajo, se suman las violencias de tipo físico, sexual o psicológico y frente a eso se deben implementar instituciones fuertes que puedan educar a los hombres y mujeres desde pequeños a respetarse mutuamente; que las autoridades de justicia tengan la capacidad de afrontar adecuadamente las denuncias que lleguen en sus instancias y que cuenten con el presupuesto suficiente y con los elementos técnicos para poder afrontar este tipo de estereotipos.
Además, México debería considerar adoptar lo que se establece en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que tienen en su centro las cuestiones de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Según la revista de Ciencias Sociales y Humanidades, “las mujeres rurales son fundamentales para el éxito de la casi totalidad de los 17 ODS, porque son agentes clave para conseguir los cambios económicos, ambientales y sociales necesarios para el desarrollo sostenible, pero su acceso limitado al crédito, la asistencia sanitaria y la educación son algunos de los muchos retos a los que se enfrentan.”
Eso quiere decir, que apostar por el empoderamiento y el desarrollo con dignidad de las mujeres, es el desafío más urgente que tienen las sociedades en su conjunto, para propiciar el respeto de sus derechos humanos; formular políticas e implementar acciones concretas en el marco de la equidad de género, es decir en la construcción cultural de las relaciones entre hombres y mujeres y lograr alcanzar la igualdad sustantiva, en el marco de la libertad de cada individuo. Esperamos que esto pueda concretarse en el presente siglo, pues son muchas décadas de lucha para visibilizar y lograr que se respeten los derechos de las mujeres, en el marco del respeto de sus derechos humanos.
Conclusión
La violencia contra la mujer en el ámbito laboral contribuye en generar profundas brechas en el marco de la inequidad, vulneración de derechos y la desigualdad en relación al trato diferenciado con los hombres.
Es fundamental e indispensable que este tema sea abordado en diversas instancias administrativas, legislativas y judiciales del Estado para poder fortalecer la capacidad de propuesta y de respuesta frente a situaciones que se van dando de manera sistemática en este país. Así como a nivel de los centros educativos y de formación de jóvenes para contribuir con mensajes positivos, de respeto y con valores, propiciando una cultura de paz en los centros de estudios, hogares y en todo lugar público.
Es necesario fortalecer las capacidades de las mujeres para que puedan conocer los procedimientos y mecanismos de defensa de sus derechos, frente a la inequidad y asimetría en la relación hombre - mujer, supervisor y supervisada.
Es muy importante brindar una formación más robusta en el conocimiento de los derechos de las personas y de los mecanismos de defensa desde los niveles iniciales de la educación, para que desde los primeros años de vida, las mujeres sepan que hacer y adónde acudir cuando necesiten apoyo de inmediato.
Las instituciones con competencias para promover más el derecho de las mujeres deberían contar con un plan estratégico de difusión masiva de información a través de los medios de comunicación para dar mensajes clave frente a los vulneradores de tales derechos y empoderar a las mujeres en conocer los mecanismos de defensa,así como PROIGUALDAD y PIPASEVM.
Propiciar el respeto y protección de los derechos fundamentales de las personas es una obligación de todos los ciudadanos y las autoridades deben velar estrictamente por su cumplimiento.
Es oportuno y válido que las diversas entidades y centros de trabajo realicen campañas de difusión de promoción de la defensa de los derechos de los trabajadores y especialmente visibilizar el derecho de las mujeres en sus centros
de trabajo, para posicionar mensajes de respeto, ética, equidad de género, responsabilidades compartidas pero diferenciadas, entre otros. Conclusión del proyecto
El proyecto me ha hecho reflexionar sobre cómo las mujeres se ven expuestas y vulnerables en el transporte público, específicamente en los camiones y en el Tren Ligero. Muchas de ellas se movilizan para desarrollar sus actividades cotidianas. Es en estos espacios que en todo momento se encuentran expuestas a ser acosadas y en riesgo en su integridad personal, física y emocional, en vista que son vulnerables a cualquier tipo de acoso.
Al realizar las encuestas, he confirmado que la mayoría de mujeres que se movilizan en camiones o en el tren ligero han sufrido alguna vez de algún tipo de acoso, ya sea manoseo, piropos, miradas, etc. Las historias que nos contaron eran muy impactantes, haciendo énfasis en el trato de los choferes a las estudiantes.Los hombres en su mayoría, atentan contra la intimidad y dignidad de las mujeres, ellas se quejan de la poca seguridad en los paraderos y dentro de los vehículos. No se respetan sus derechos, especialmente de su libertad de sentirse cómodas y seguras dentro de un espacio público.
Una de las historias que más me impactó fue la de una señora que se agobió cuando su hijo le contó que una vez había una chica alrededor de 17 años que estaba sentada junto a él en un camión y eran los únicos en el camión, hasta que llegaron unos hombres, vestidos como “cholos”, que se dieron cuenta de la niña y se le acercaron dentro del camión, pero lastimosamente su hijo tenía que bajarse pero no quería dejarla sola, no le quedó opción y no pudo dormir pensando en lo que le habrá pasado a la chica con dichos hombres. Es un dilema que siempre se presenta, porque siempre hay gente que quiere ayudar a las mujeres pero a veces no lo hacen para no verse expuestos o también encontrarse en riesgo y es muy triste saber que sea la edad que tengan las mujeres, ellas son las más vulnerables desde todo punto de vista.
Lo más indignante, es que hombres y mujeres quieren responsabilizar de las conductas de los agresores a las propias mujeres, como fue el caso de nuestra compañera Uma, quién estando frente al TEC, en una tienda, fue piropeada por unos chicos y culpada por usar shorts, cuando ella tiene todo el derecho de vestirse como ella quiera.
Finalmente, al hacer las encuestas me di cuenta que hay mucha desinformación sobre los procedimientos de reclamo o denuncia frente al acoso, pues ninguna de las encuestadas sabía dónde se debe denunciar y al no saberlo, no hacen nada o solo confrontan a la persona en el momento y todo vuelve a su curso y el problema sigue latente sin que nadie haga nada al respecto.
Sinceramente, yo tampoco sé dónde y cómo denunciar un acto de acoso, en ese sentido, es necesario que las autoridades destinen recursos suficientes para difundir mediante los medios de comunicación sobre tales procedimientos y que estén dirigidos a la ciudadanía en general, porque son miles de casos de acoso que dia a dia se dan en los medios de transporte público y que pasan por alto, lo cual debe afrontarse desde diversas acciones concretas, especialmente fortaleciendo a las entidades competentes a hacer frente a este flagelo y sancionar de manera efectiva a los agresores.
Referencias
*
Bibliografía básica (5 artículos científicos sobre ética o libros sobre ética):
1. Moctezuma, D.;Narro, J.;Orozco, L.(enero-abril, 2014). La mujer en México: inequidad, pobreza y violencia . México: Revista Mexicana de Ciencias
Políticas y Sociales. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=42131173005
  1. Pablo Valenciano, J.; Campoblanco Urdiales, M.;Uribe Toril,
    J.(2017). Vulnerabilidad laboral de la mujer rural latinoamericana . México: Revista de Ciencias Sociales y Humanidades,vol.26. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=85949468006
  2. Pérez C.; Monserrat, M. (mayo-agosto, 2008). Violencia contra la mujer. Comentarios en torno a la ley general de acceso a la mujer a una vida libre . México: Boletín mexicano de derecho comparado. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=42712218
4. Rodríguez-Pérez, R.;Castro-Lugo,D.(septiembre-diciembre, 2014). Discriminación salarial de la mujer en el mercado laboral de México y sus regiones . México: Economía, sociedad y territorio. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11131650003
5. Sánchez, M;Ambrosio Morales, M. T.(enero-junio, 2010). Acoso laboral contra la mujer en México (Mobbing) .México: Revista Latinoamericana de Derecho Social, núm.10. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=429640265017
* Bibliografía complementaria (fuentes no científicas):
El País.(octubre,2017). El productor de Hollywood Harvey Weinstein, destituido tras las acusaciones de acoso sexual. Estados Unidos: Washington . Recuperado de https://elpais.com/elpais/2017/10/05/gente/1507237026_590426.html
Organización Internacional del Trabajo (OIT).(2017). La violencia laboral hacia las mujeres es un problema universal,advierte la OIT . Recuperado de http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2017/03/la-violencia-laboral-hacia-la s-mujeres-es-un-problema-universal-advierte-la-oit/

López Angulo, Laura; Apolinaire Pennini, Juan José.(2005). Violencia contra la mujer: su dimensión psicológica MediSur . Cuba:Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos Cienfuegos. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180020163003 

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