Como sociedad, debemos
reconocer, que vivimos en un mundo regido por el consumismo, donde adquirimos
bienes y servicios no esenciales. Gracias a la mercadotecnia que recibimos de
grandes industrias, hemos sido dominados por la necesidad de generar más y más ingresos,
con el fin de tener una vida más “digna”, pero ¿quién dice, qué el dinero va de
la mano de una “vida digna”?. Estamos tan concentrados en lo que queremos
obtener y hasta donde queremos llegar en el ámbito económico, que nos olvidamos
de que somos seres humanos y por consiguiente tenemos sentimientos, que nos
ayudar a razonar y evaluar las situaciones con las que nos enfrentamos día a
día como profesionales. Podemos ser los mejores empresarios de la historia y
generar grandes ingresos anuales, pero no debemos olvidar que las decisiones
que tomemos sobre nuestra compañía,
beneficia y afecta a toda una sociedad con la cual tenemos responsabilidades.
Espacio creado con la finalidad de publicar las reflexiones y acciones ciudadanas extramuros realizados por el alumnado en la clase: Ética, Persona y Sociedad. Cada alumn@ subirá artículos mensuales y el reporte -con video y fotografías- de las acciones ciudadanas realizadas desde el primer día de inicio de periodo, hasta el día del examen parcial o semestral. Fecha límite para subir post: día y hora del examen correspondiente. Dra. Alicia Ocampo Jiménez (www.generalaequidad.blogspot.com)
lunes, 18 de junio de 2012
Ética en los negocios
Es increíble pensar, que
las mentes más brillantes para hacer negocios, son aquellas con menor educación
ética, basta recordar la crisis financiera que se desató en Estados Unidos a
finales del 2007, mejor conocida como “La crisis de las hipotecas subprime”, donde
grandes empresarios, a base de mentiras, fraudes y una mala administración de recursos,
hicieron desatar la ”burbuja inmobiliaria” dando pie a una crisis económica de
escala internacional. Las cabezas de estas grandes empresas, se dieron el lujo
de violar la ley, rompiendo leyes y evadiendo impuesto, con el único objetivo
de beneficiarse a ellos mismo y a sus inversionistas, claramente, no tomaron en
cuenta los riesgos que tendrían sus decisiones.
Según un articulo escrito
en el 2002 por Amitai Etzioni, ex profesor de la
Escuela de Negocios de Harvard, destaca que en años anteriores la educación ética,
no existía en las escuelas de negocios más importantes de los Estados Unidos,
debido a que era considerada innecesaria para hacer negocios. Ya que, un buen
negociante debe ver primero, según estas grandes escuelas, por sus intereses
personales y los de su compañía, e incluso, les enseñaban como obtener
ganancias a través de la ruptura de contratos implícitos. Durante muchos años,
se negaron a considerar que la educación ética era importante para ser
negocios, hasta que vieron los resultaos que ocasionaban, hacer grandes
fortunas acosta del bienestar de la sociedad y del planeta. Sin duda, crearon
empresarios muy exitosos, pero con grandes ambiciones y egoísmos.
El dinero y el
poder son factores que sacan de control a las personas, olvidando sus
verdaderos intereses y hasta sus valores morales. Es bueno saber que existen
personas con una inmensa capacidad para crear negocios exitoso, pero las
consecuencias de no tener una buena educación ética, pueden terminar con todo
un imperio de éxitos. Actuar ambiciosamente, no nos deja ver el daño que
causamos en nuestro entorno y en toda la gente que depende de nuestras
decisiones como empresarios. Hoy en día es muy común que las compañías causen
gran daño ambiental por ahorra unos cuantos pesos, que a la larga salen más
caros. Si todas estas personas, responsables de daños a la sociedad y al
planeta mismo, hubieran tenido una buena educación, serían capaces de crear de
igual forma grandes negocios sin la necesidad de causar daños externos. Considero
que la ética en los negocios es de suma importancia, ya que no sólo nos ayuda a
actuar responsablemente con todos nuestros satkeholdes (todos los involucrados
en una organización), y nos permite pensar dos veces antes de actuar por
nuestros propios interés.
Verónica Pulido
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