Hace tres años llevé una clase
de ética, una de esas clases que yo consideraba de relleno, lo único que me
quedó de aquel curso fueron algunas palabras en latín y un concepto que me sonaba
a odontología, lo cual, obviamente no tenia nada que ver. El maestro no era el problema, al contrario,
era una de las personas más interesantes que había conocido, sin embargo, fue
en los primeros semestres de mi carrera y en ese entonces la ética era un
concepto, que desafortunadamente, no comprendía en su totalidad. Ahora, a unos
cuantos meses de terminar mi carrera, entiendo que la ética forja el carácter,
y que a su vez ,te permite realizar una reflexión critica que te ayuda a
analizar todas las opciones ante una problemática y por su parte, la moral es
una serie de reglas sociales impuestas por la sociedad, o como dirían por ahí,
“la moral es lo que hay” (amiga de @AliceOJ) .
Estos dos sencillos términos tienen un gran valor en la vida diaria, más aún, en la de un profesional. Basta con el ejemplo de Colombia con Mockus, Peñalosa y Fajardo, quienes aplicaron las teorías éticas en sus actos para transformar Colombia, principalmente el Utilitarismo (Epicuro, s. XVIII-XXI), que garantiza el mayor bien para el mayor número de personas, renovando la infraestructura de toda la ciudad y creando instalaciones de primer nivel para que la gente tuviera una vida más digna (Kant), entre otros tantos progresos. Hace año y medio tuve la oportunidad de asistir a una conferencia de Sergio Fajardo en el Tec de Monterrey, y una de las muchas enseñas que me dejó fue que el problema hay que sacarlo de raíz, frase que aplico hasta en mi vida diaria. Fajardo es una persona sencilla y muy inteligente, después de todo es un académico, pero más importante aún, lo que lo distingue son sus valores como persona, y su compromiso y responsabilidad hacia su país, valor que aquí en México se pierden cuando se consigue dinero y poder.
Por otra parte, hay una
metáfora que cree hace unos días para mi aprendizaje personal: Hay un grupo de
personas que están construyendo mi casa con mi dinero, conforme va la
construcción y el mantenimiento, me preguntan sobre el material y el estilo de
ésta, un ejemplo, el color, si yo les digo que lo quiero rosa y después de un
tiempo me doy cuenta que la están pintando negra, obviamente, les voy a
reclamar y ejerceré mis derechos como dueña de la casa, después de todo es mi
dinero el que están usando. Es así como veo a México, es mi país y es mi casa,
que comparto con millones de ciudadanos, y por lo cual, tengo derechos que de
mi depende que se respeten, es aquí donde ejerzo mi deber ciudadano, siendo
parte de mi país y no conformándome con lo que me den. Si veo sucia mi casa no
espero a que alguien más la limpie, sé que es una situación a gran escala, pero
el cambio siempre comienza por uno mismo y no podemos esperar a que alguien más
haga las cosas.
En cuanto a la ética en los
negocios, Weiss[1]
menciona cinco mitos de los que me gustaría destacar algunos que me parecieron
importantes en mi aprendizaje. Para empezar, la ética no se basa en creencias
personales ni religiosas, se tiene que separar de estas dos cuestiones y ver
más allá de nuestros intereses personales, evaluar el impacto que nuestras
decisiones tienen en la sociedad y el medio ambiente. Tiene que ver con tu responsabilidad
hacia la sociedad tomando en cuenta a los stakeholder, a los cinco niveles de
la ética en los negocios (individual, organizacional, asociación, social e
internacional). Otro de los mitos mencionados por Weiss es que la ética y los
negocios no se mezclan, en mi punto de vista se complementan, una persona ética
y con grandes conocimientos, sin duda, será un gran empresario, ya que actuará
de una manera correcta y reflexionará el impacto que su empresa tiene para su
país y sociedad en general. Un ejemplo claro es la crisis ocasionada por la
“burbuja inmobiliaria” en Estados Unidos, donde gracias al documental Inside Job (Charles Ferguson, 2010),
vimos el impacto que tuvo el hecho de que los grandes empresarios tomarán
decisiones egoístas y ambiciosas a costa de los demás, que los llevo a crear
una de las crisis más grandes de la historia. Pero al parecer, la naturaleza de
las grandes corporaciones es solamente generar riqueza a costa de quien sea.
Como se vio en el documental canadiense The
corporation (Jennifer Abbott, 2003), las corporaciones se crearon
especialmente para generar un bien a la sociedad pero conforme pasaron los años
adquirieron el derecho de ejercer ante la ley como personas legales, lo cual
les permitía muchas libertades para crear mayor riqueza, pero como realmente no
son personas de carne y hueso carecen de moral, alma y cuerpo, lo que los lleva
a la explotación en los países menos desarrollados, daños a la salud humana,
daño a los animales y daño a la biosfera.
Es tanto el poder que tienen las grandes corporaciones que países enteros
depende de ellas, y por lo tanto, se creen indispensables y respetar las leyes
no es su prioridad.
Durante un mes recibí una
cantidad impresionante de información que poco a poco he ido procesando, pero
sin duda, la clase cumplió su objetivo, muy pocas veces veo profesores con el
interés tan personal de crear consciencia en sus alumnos con una intensidad que
resulta enriquecedora. Desde que entré a la clase fue como una terapia que me
ayudó a aclarar mi mente y entender mejor situaciones personales, y a su vez, fue
como un alfiler que me saco de mi burbuja rosa, donde me di cuenta del valor
que tiene la participación ciudadana y que el mundo de allá afuera necesita mi
ayuda tanto como la de los demás. Me deprimió saber la situación que me espera
de ahora en adelante y ver el México
donde vivimos desde otra perspectiva, pero a su vez me dio herramientas para
salir adelante y sobre todo para compartir esos conocimientos. Ahora entiendo
que la ética complementa al ser humano y que es tan importante aplicarla como
lo son las matemáticas y el español, crea personas más honestas y reflexivas. Al
leer casos reales y al realizar las entrevistas que vimos, me doy cuenta que en
mi vida profesional me enfrentaré a un sin fin de dilemas, alguno serán más
complicados que otro, pero afortunadamente, el ser humano se distingue por
tener la capacidad de pensar, crear conciencia, analizar, reflexionar, y con
base a esto, tenemos el poder de tomar decisiones responsables. Con el puro
hecho de ser parte de este mundo tenemos una responsabilidad con el y con todo
aquel que lo habita.
En lo personal, quiero
agradecerle a mi maestra de ética, profesión y ciudadanía, la Dra. Alicia Ocampo Jiménez, por toda su sabiduría
que compartió con nosotros durante todo un mes y decirle que no deje de dar
ética, en el mundo al que nos estamos enfrentando los jóvenes de ahora, la
necesitan más que nunca, gracias por todo y fue un gusto haberla conocido.
por Verónica Pulido
[1] Weiss, Joseph W., Ética en los negocios: un enfoque administración de
los stakeholders y de casos, Thompson, México 2006
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