El mercado libre ha traído consigo al consumismo como su
principal carta de presentación, pues es mediante el dinero que ganamos, que
adquirimos una casa, un carro, en general cualquier objeto o servicio. Tales
beneficios generan en nosotros un aparente estado de bienestar, sin embargo, por
naturaleza, nunca estamos conformes. Así una persona que tiene un carro, busca
tener dos, quien tiene dos casas busca tener tres, en fin, nuestras necesidades
parecen acrecentarse cada vez más. Es de esta manera que comienzan a surgir
comportamientos egoístas, formas de actuar codiciosas. Es posible decir
entonces que el sistema en el que vivimos es además un gran promotor de
conflictos sociales.
Son estos comportamientos inmorales de inversionistas,
políticos, economistas, y otro grupo de
personas, motivados por la codicia y un pensamiento egoísta, los que en 2008
dieron como resultado el desplome de la economía no sólo de EE.UU. sino también
de otros países, que debido a la globalización se vieron fuertemente afectados.
Las
principales figuras de la economía en EE.UU. y en el mundo, eran egresados de
universidades de renombre, la pregunta es, por qué si las decisiones económicas
están en manos de gente tan preparada, se llegó al punto del colapso
económico. Etzioni hace hincapié en que
para los maestros, así como para los alumnos que ingresaban a las escuelas de
negocios, no resultaba importante tomar una materia dentro del plan de
estudios, que cubriera el área de la ética, pues además de no ser obligatorio,
consideraban que tomar una decisión con base ética sólo era justificable cuando
esto generaba un bien para la compañía, en otras palabras, cuando la acción
ética, se traducía directamente en dinero.
Este
pensamiento marcadamente utilitarista, en el que se le hacía ver al estudiante,
únicamente el análisis del costo económico de una decisión, trajo como
consecuencia, que los egresados de las escuelas de negocios, con un dominio
extraordinario de temas económicos, perdieran completamente de vista aspectos
que tienen que ver con un sentido ético y de responsabilidad social.
Resulta
evidente que los malos manejos fueron los causantes de esta recesión, pero ¿qué
hay detrás de estas malas decisiones? La respuesta es, una problema de
dirección, pues fallaron las personas al frente de las instituciones, los
bancos, las agencias calificadoras, los gobiernos, las universidades. Y
fallaron, porque los modelos teóricos en los que basaban su pensamiento tan
cerrado, falló. Tal vez nos enfrentamos a una crisis más allá de la económica, tal
vez el verdadero problema se encuentre en la ausencia de un pensamiento ético
que ayude a la toma de decisiones, ya no de inversionistas, ya no de
gobernantes, sino de la sociedad misma. Si bien la enseñanza de ética, no es
sinónimo de un mejor accionar, trae como consecuencia el enriquecimiento de la
forma de pensar del individuo y por ende cada acción tendrá un sentido más
humano.
Es
importante que entendamos que nos encontramos ante una crisis causada por una
serie de actos inmorales, que en gran medida es ocasionada por las deficiencias
del mercado libre, una serie de decisiones que no son obra de la casualidad,
son producto de una falta de conciencia enorme, de una falta de valores, de
principios éticos y de una educación que garantice la formación de un
razonamiento ético. Como bien dice Etzioni, si estos cambios en la educación
universitaria, no garantizan que no volvamos a enfrentarnos a un problema de
estas dimensiones, si deberían hacerlos menos frecuentes.
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