domingo, 17 de junio de 2012

Más que una crisis económica, una crisis moral


El mercado libre ha traído consigo al consumismo como su principal carta de presentación, pues es mediante el dinero que ganamos, que adquirimos una casa, un carro, en general cualquier objeto o servicio. Tales beneficios generan en nosotros un aparente estado de bienestar, sin embargo, por naturaleza, nunca estamos conformes. Así una persona que tiene un carro, busca tener dos, quien tiene dos casas busca tener tres, en fin, nuestras necesidades parecen acrecentarse cada vez más. Es de esta manera que comienzan a surgir comportamientos egoístas, formas de actuar codiciosas. Es posible decir entonces que el sistema en el que vivimos es además un gran promotor de conflictos sociales.  
Son estos comportamientos inmorales de inversionistas, políticos, economistas,  y otro grupo de personas, motivados por la codicia y un pensamiento egoísta, los que en 2008 dieron como resultado el desplome de la economía no sólo de EE.UU. sino también de otros países, que debido a la globalización se vieron fuertemente afectados.
Las principales figuras de la economía en EE.UU. y en el mundo, eran egresados de universidades de renombre, la pregunta es, por qué si las decisiones económicas están en manos de gente tan preparada, se llegó al punto del colapso económico.  Etzioni hace hincapié en que para los maestros, así como para los alumnos que ingresaban a las escuelas de negocios, no resultaba importante tomar una materia dentro del plan de estudios, que cubriera el área de la ética, pues además de no ser obligatorio, consideraban que tomar una decisión con base ética sólo era justificable cuando esto generaba un bien para la compañía, en otras palabras, cuando la acción ética, se traducía directamente en dinero.
Este pensamiento marcadamente utilitarista, en el que se le hacía ver al estudiante, únicamente el análisis del costo económico de una decisión, trajo como consecuencia, que los egresados de las escuelas de negocios, con un dominio extraordinario de temas económicos, perdieran completamente de vista aspectos que tienen que ver con un sentido ético y de responsabilidad social.
Resulta evidente que los malos manejos fueron los causantes de esta recesión, pero ¿qué hay detrás de estas malas decisiones? La respuesta es, una problema de dirección, pues fallaron las personas al frente de las instituciones, los bancos, las agencias calificadoras, los gobiernos, las universidades. Y fallaron, porque los modelos teóricos en los que basaban su pensamiento tan cerrado, falló. Tal vez nos enfrentamos a una crisis más allá de la económica, tal vez el verdadero problema se encuentre en la ausencia de un pensamiento ético que ayude a la toma de decisiones, ya no de inversionistas, ya no de gobernantes, sino de la sociedad misma. Si bien la enseñanza de ética, no es sinónimo de un mejor accionar, trae como consecuencia el enriquecimiento de la forma de pensar del individuo y por ende cada acción tendrá un sentido más humano.
Es importante que entendamos que nos encontramos ante una crisis causada por una serie de actos inmorales, que en gran medida es ocasionada por las deficiencias del mercado libre, una serie de decisiones que no son obra de la casualidad, son producto de una falta de conciencia enorme, de una falta de valores, de principios éticos y de una educación que garantice la formación de un razonamiento ético. Como bien dice Etzioni, si estos cambios en la educación universitaria, no garantizan que no volvamos a enfrentarnos a un problema de estas dimensiones, si deberían hacerlos menos frecuentes.

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